Aún se investiga cómo y dónde el niño de seis años contrajo la bacteria. Y mientras, todo su entorno se encuentra bajo vigilancia. En el colegio donde acude el pequeño. Los padres han sido informados por la dirección y un grupo de médicos sobre la difteria y están realizando pruebas a quiénes lo solicitan, pero en general reina la tranquilidad.
La consellería está revisando los calendarios de vacunación de los compañeros y administrando dosis a quién no las haya recibido o les faltara alguna toma. La familia y todo el entorno del pequeño han sido revacunados para garantizar su protección. Boi Ruiz, Coseller de Salut: "No hay riesgo para la población".
El pequeño sigue en cuidados intensivos y su estado es grave, los médicos le están tratando con una antitoxina que el Ministerio de Sanidad estuvo buscado por medio mundo. Lanzó una alerta internacional y fue en Rusia dónde encontraron la respuesta. "Ayer por la noche enviaron más suero por si hacen falta más dosis y para tener una reserva", explica el Ministro de sanidad, Alfonso Alonso.
En España y en el resto de Europa la Difteria es una enfermedad muy rara, de hecho han pasado 28 años del último caso en nuestro país. Los primeros síntomas se parecen mucho a un cuadro de anginas. Afecta al sistema respiratorio y se contagia a través de la tos o los estornudos.
Puede provocar asfixia y la bacteria produce una toxina que afecta a otros órganos como el riñón, el corazón o el cerebro. De ahí la necesidad de tratar al pequeño con la antitoxina que ha sido tan difícil de encontrar.
El calendario de vacunación español incluye la inmunización contra la difteria a los dos, cuatro, seis y 18 meses. entre los cuatro y seis años y a los 16 como refuerzo.
La tasa de vacunación en niños supera el 90% pero en este caso los padres no habían vacunado al pequeño. Aquí se abre la polémica de los que están a favor y en contra de las vacunas. Algunos padres e incluso doctores aportan información sobre los posibles efectos secundarios y animan a no vacunar.
Vacunar es una recomendación por lo que los padres pueden decidir no vacunar a sus hijos sin que por ello incumplan la normativa estatal al respecto, aunque un juez puede obligar a hacerlo en caso de riesgo para la salud pública.