Fernando Ferrín Calamita fue apartado de la carrera judicial por retrasar la adopción de una niña por parte de una pareja de lesbianas. Ahora vuelve a cargar contra ellas. A través del diario 'La Gaceta', el juez ha anunciado publicamente que Susana y Vanesa están en trámites de divorcio. Razón, según él más que suficiente, para volver a defender que el tenía razón.

"Desgraciadamente el tiempo me ha dado la razón. Yo dije que había un alto riesgo de promiscuidad e inestabilidad que acabaría pagando la niña, algo que ahora se ha cumplido".

A pesar de haber sido condenado por el Tribunal Superior de Murcia y el Supremo, Calamita sigue insistiendo en que cumplió con su deber porque la pareja no era idónea para el cuidado de la niña.

Todo empezó en 2006. Aprovechando la reciente ley de matrimonio homosexual, la pareja contrajo matrimonio civil. Una de ellas, Susana, tenía una hija concebida por inseminación artificial. Por ello decidieron iniciar un procedimiento judicial para que Vanesa se convirtiera en madre adoptiva de la niña.

Fue entonces cuando comenzaron los trámites innecesarios que dilataron el proceso más de un año. Para el juez Calamita, las circunstancias para la adopción eran problemáticas por tratarse de una mujer casada con otra mujer. 

La conclusión de todo esto para él es clara: ha sido víctima de una persecución por motivos religiosos. Persecución que ha llegado a plasmar en un libro, en el que no habla de las otras veces en las que sus actuaciones han sido cuestionadas.