Muchas veces respaldadas por el euro o por cualquier otra moneda de curso legal, además de válidas en un entorno prefijado que puede ir desde un festival de música hasta una pequeña localidad entera.

Las monedas sociales se suelen usar para fomentar las pequeñas economías, y en algunos casos, "caducan" para evitar la acumulación o la especulación.

A veces son virtuales, porque no se acuñan pero sirven para pagar. Así lo hacen en Santa Coloma de Gramanet, donde ahora mismo están en pruebas y aún están buscando nombre para la moneda, y pese a que aún lo están votando, muchos hablan de parlones por Nuria Parlón, la alcaldesa.

Sus defensores ven ventajas como fomentar el comercio local o la creación de empleo, mientras que sus detractores ven un problema fundamental: se basan en la confianza. Nada garantiza que esa moneda social vaya a valer algo mañana si, por ejemplo, cambia el color del ayuntamiento que la promueve.