Los españoles somos los europeos que más mercurio acumulan en el organismo. Sin embargo, no debe cundir el pánico: el nutricionista Luis Alberto Zamora explica en Más Vale Comer que la mayoría estamos dentro de los límites considerados seguros por la OMS, por lo que esto no debe ser un motivo para dejar de comer pescado.

Y es que no todos los peces contienen la misma cantidad de este metal pesado: los grandes acumulan una mayor cantidad, ya que lo reciben no solo del mar, sino también de los peces más pequeños que comen.

Así, el pez espada es el que más mercurio tiene, con 0,995 partes con millón (ppm); le sigue la caballa real, con 0,730, y el mero, con 0,448 partes por millón. En cuanto al atún, este popular pescado es otro de los que más mercurio acumula, con 0,391 ppm.

No obstante, la UE ya legisló en 2006 cuáles son los límites de mercurio que deben cumplir los pescados para ser aptos para el consumo. Para los pescados en general, el límite europeo se establece en 0,5 ppm, mientras que para los que más cantidad acumulan, este se sitúa en 1,0 ppm. Así, incluso los que más cantidad tienen no superan el máximo fijado por la normativa europea.

Por otra parte, existen grupos de riesgo como los niños, las embarazadas o las mujeres que en periodo de lactancia, que deben prestar especial atención al mercurio presente en el pescado. Para ellos, los límites son menores: no deberían tomar más de una o dos latas de atún por semana.

En general, la recomendación es equilibrar el consumo de pescados grandes y pequeños. Así, podemos consumir con mayor frecuencia (más de dos veces a la semana) pescados pequeños como la anchoa, la bacaladilla, el boquerón y el salmón.

El atún, el cazón o el emperador, en cambio, son aquellos que debemos restringir más y comer, como mucho, una o dos veces al mes.