Grabaciones de las conversaciones telefónicas de un cura y una cuidadora, ambos investigados por la muerte de un anciano de 91 años en Cullera (Valencia), podrían ser una prueba clave en el caso. Cualquier prueba ahora podría aclarar este caso ya que los investigados incineraron al hombre y tiraron sus cenizas al río. Las conversaciones son cruciales porque en ellas el párroco le da indicaciones a la cuidadora por si le pregunta la Policía: "Si te insinúan que lo envenenaste, di que le dabas la medicación que decían".
La investigación se centra en el fallecimiento del anciano, que cambió su testamento a los 18 días de que la cuidadora investigada comenzara a trabajar para él. Mes y medio después, el hombre falleció por una insuficiencia respiratoria sin que se le llegara a hacer la autopsia, fue incinerado y dejó una vivienda para la mujer y 6.000 euros a la parroquia, además de los muebles.
Con estas conversaciones se pone de manifiesto que se conocían de antes, algo que había negado el párroco. Ignacio Cabanes, periodista de 'Levante', ha explicado este jueves en Más Vale Tarde que "hay una conversación en la que el cura le da indicaciones a la cuidadora de lo que tiene que decir". Él declaró antes ante la Guardia Civil y le dice que si le preguntan por envenenamiento eche balones fuera: "Si te insinúan que lo envenenaste, di que le dabas la medicación que decían y punto".
Otra de las conversaciones pone de manifiesto cómo se echan la culpa mutuamente de lo ocurrido. "Van a por ti en todo, en todo lo que sea posible", le dice el cura. Ella le contesta: "¿A por mí? A por ti irán también". Pero el párroco insiste: "A por mí no, a por ti".
También hay llamadas en las que ella admite a su hermano y a su hija que el cura "ha cogido a un montón de abuelos con las herencias". "Sabe que tiene todas las de perder él también", les confiesa. Estas conversaciones, además, muestran la animadversión que sentía por el anciano de quien es heredera universal: usaba el término "maricón" y decía que olía mal.
Y en ellas confirma el sospechoso reparto de herencia. El cura quería 15.000 euros e inmuebles, pero asegura a sus familias que solo se quedará con lo que acordaron delante del notario: 6.000 euros, aparte de los muebles, y que la vivienda se la dejaba a ella.
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