Lola Flores y Rocío Jurado no pasan de moda. Sus museos, en Jerez de la Frontera y en Chipiona, son el templo de sus seguidores. El primero, abierto desde marzo, ya ha recibido más de 13.000 visitas en casi 6 meses que llevamos abierto. El segundo, separado a 29 kilómetros del primero, han superado las 52.000 visitas desde julio del año pasado.

La faraona y la más grande lo dieron todo para España y para el mundo. Y en la calle lo saben. "Yo no conocía a nadie con más arte que Lola", asegura un vecino. "Es un icono para el flamenco", reconoce otra. Algunos le agradecen su papel con su ciudad: "Yo creo que Lola Flores puso a Jerez en el mapa, una ciudad pequeña".

Las folclóricas de antaño arriesgaron con una moda rupturista que ayuda a modernizar España. "Su sello personal fue la bata de cola y torbellino de colores", recuerda María, guía del museo de Lola Flores. Pero también las joyas.

"Como buenas folclórica invirtió mucho en joyas", reconoce. En ese museo se encuentra el famoso collar que llevó Lolita el día de su boda, cuando casi no se casan por haber invitado a toda España. Revolucionaria también fue ella, Rocío Jurado, quien habría cumplido 80 años esta semana. Su pasión por el flamenco le vino de familia. Con matices. Su padre era más de raíz y su madre de copla.

Desde su pasión por la música se enfrentó a la censura franquista y llegó a usar un vestido con la sábana de un hotel. Dentro de su museo hay una zona en la están los trajes de la época suya del destape, más de 1000 trajes en el Museo de Rocío Jurado con lentejuelas, pedrerías y escotes imposibles.

Lola y Rocío, Rocío y Lola, dos grandes de España que siguen y seguirán bailando juntas.