En 1994, Belle Époque hizo historia al convertirse en la segunda película española que ganaba un Oscar. Tras esta atemporal historia sobre el alegre y desprejuiciado viaje de descubrimiento sexual de un soldado desertor en los albores de la II República se esconden todo tipo de anécdotas y curiosidades que no hacen sino agrandar aún más su leyenda. Algunas de ellas las descubrirán el director Fernando Trueba y las actrices Penélope Cruz, Maribel Verdú, Ariadna Gil y Miriam Díaz-Aroca en 'Lo de Évole' este domingo 27 de marzo (la noche de los Oscars) a las 21:25 horas en laSexta.

La financiación de Belle Époque, una odisea

Como señala Luis Alegre en su libro 'Belle Époque, una película de Fernando Trueba', el presupuesto que el cineasta presentó para Belle Époque era de más de 300 millones de pesetas en una época donde la media para una película española era de algo menos de 200. Consiguió 65 millones de pesetas de subvención estatal y luego algo más como coproducción europea. Sin embargo, quien se llevó el peso de la producción fue Cristina Huete, la mujer de Trueba y su directora de producción. El matrimonio terminó por hipotecar la casa y la oficina de su productora para conseguir el dinero, una apuesta que, a la larga, resultó ganadora.

Una historia, con tintes autobiográficos, gestada en el Asador Frontón

Como ha contado muchas veces el director de la película, Fernando Trueba, Belle Époque nació de su amistad con los míticos guionistas Rafael Azcona y José Luis García Sánchez, con los que comía regularmente en el restaurante Asador Frontón. Un día, Azcona propuso buscar una excusa para estos encuentros, así que durante un año y medio fueron dando forma al guion de la película entre plato y plato. Una historia, por cierto, en la que Trueba aporta algún toque autobiográfico, pues el joven protagonista se llama Fernando (como él) y el artista que lo acoge Manolo, como su suegro, con el que entabló amistad antes de casarse con una de sus cuatro hijas. El Frontón fue un lugar tan importante para la película que, según cuenta Luis Alegre en su libro 'Belle Époque, una película de Fernando Trueba', Azcona llevó su Goya a Mejor guion a este lugar, donde permaneció expuesto hasta el día que cerró.

La alegría y la libertad, temas 'tabú' para el cine español

A principios de los 90, en una época de crisis tanto anímica en la sociedad española, como estructural en su cine, hubo quien criticó a Fernando Trueba por presentar una película ligera, alegre y despreocupada. El director, consciente del delicado momento que atravesaba la industria, decidió rebelarse "contra el muermo que nos invade" y decidió coger "el túnel del tiempo" hasta los inicios de la II República en España "porque la libertad que tiene esta película no te la puedes permitir en la época actual". Sin embargo, nunca quiso dar tintes políticos a esta cinta, sino simplemente aprovechar aquellos días de esperanza e ilusión como metáfora de la celebración de la vida y la libertad, sensaciones que también quiso transmitir a través de la colorida fotografía y el ritmo.

Jean Renoir, Billy Wilder y Shakespeare

Fernando Trueba se inspiró en "Una partida de campo" (Partie de campagne, 1936), de Jean Renoir, a la hora de configurar el tono alegre, colorido y de amor por la vida, así como las tramas o algunos personajes de Belle Époque. También en Billy Wilder, una de las grandes influencias en el cine de Trueba, al que en la película hace un homenaje en la escena del baile entre Ariadna Gil (vestida de soldado) y Jorge Sanz (disfrazado de sirvienta) que mira directamente a la secuencia del tango de 'Con faldas y a lo loco'. Cuando Trueba recogió el Oscar por Belle Époque, no pudo evitar dedicárselo a su 'mentor': "Quisiera creer en Dios para darle las gracias, pero solo creo en Billy Wilder, él es mi verdadero Dios. Gracias, Mr. Wilder". El propio Wilder llamó a Trueba un día después y se presentó con un "Hola Fernando, soy Dios". Otra deidad, en este caso de la literatura, también está presente en la película en la frase que Manolo (Fernando Fernán Gómez) pronuncia en un momento clave de la cinta: "Quien se quita la vida, se quita el miedo a la muerte; creo que lo dijo Shakespeare".

Una de las películas españolas más premiadas de la historia

Belle Époque marcó un hito en la historia del cine español al ser la segunda película de nuestro país en conseguir el Oscar, tras 'Volver a empezar', de José Luis Garci, en el 82. Hoy en día sigue en el Top 5 tanto de nominaciones al Goya (con 17) y premios de la Academia española (9). Sin embargo, de todos los films que la superan, solo Mar adentro puede presumir de tener también el premio de la Academia de Hollywood.

Punto de inflexión para Penélope Cruz

Belle Époque supuso la convergencia de tres diferentes generaciones de actores: los consagrados como Fernando Fernán Gómez o Chus Lampreave, los jóvenes que ya formaban parte del 'star system' patrio, como Jorge Sanz o Maribel Verdú, y dos novatas que daban sus primeros pasos en la gran pantalla: Ariadna Gil y Penélope Cruz, la actriz que este 27 de marzo puede lograr su segundo Oscar y queafirma a Jordi Évole que Belle Époque supuso "un antes y un después en su carrera".

Jonás Trueba, con 11 años, recomendó a Miriam Díaz-Aroca

Belle Époque fue la segunda película de Miriam Díaz-Aroca tras su bautismo de fuego en Tacones Lejanos y el culpable de ello fue Jonás Trueba, el hijo de Fernando Trueba que hoy en día sigue con éxito los pasos de su padre como director de cine. Sin embargo, en 1992, Jonás tenía 11 años y disfrutaba del programa infantil de televisión presentado por Díaz-Aroca. Así se fijó Fernando Trueba en esa actriz repleta de vitalidad que era, precisamente, lo que él buscaba para el personaje de Clara. Sin embargo, el Oscar cosechado por la película no supuso para la carrera de Miriam Diaz-Aroca lo que ella esperaba, como reconoce en 'Lo de Évole.

La escena del tren y un secreto de vestuario

Durante un reciente revisionado de la película, Maribel Verdú desvelaba un secreto de rodaje relacionado con la escena en que las cuatro hijas de Manolo (Fernando Fernán Gómez) se reencuentran con su padre en la estación de tren. Era el último día de rodaje y, como cuenta la actriz, "habíamos engordado mucho y Míriam Díaz-Aroca y yo íbamos llenas de imperdibles porque no nos cabían los trajes" que se habían probado "tres o cuatro meses antes".

Los inicios de la II República... en Portugal

La casa y el pueblo en que se rodó Belle Époque están situados en Arruda dos Vinhos, un pequeño pueblo cercano a Lisboa; la estación de tren en Ríos; la iglesia en Sobral de Monte Agraço y el río en Azambuja. Los motivos que llevaron a Trueba a rodar en Portugal fueron por un lado económicos (resultaba más barato) y, por otro, artísticos, pues permitían ambientar la historia en un lugar irreconocible de nuestra geografía y conseguir así un aire de fábula, de una España de fantasía.

La canción que viaja en el tiempo

Todos recordamos ese momento de 'Regreso al futuro' en el que Marty McFly (Michael J. Fox) canta Johnny B. Goode, canción de Chuck Berry de 1959, en un baile de graduación de 1955. En 'Belle Époque' ocurre algo similar, pues aunque la película transcurre en 1931, Amalia (Mary Carmen Ramírez) canta la canción 'En un país de fábula', de la zarzuela 'La tabernera del puerto' que se estrenó en 1936, y sin DeLorean de por medio.

Una película revolucionaria sin apenas desnudos

"Esta película no se puede decir que sea muy políticamente correcta", afirma el propio Fernando Trueba en 'Lo de Évole'. Entre los muchos temas que trata, Belle Époque hacía, en la España de 1992, un canto a la libertad sexual, a separar el deseo del amor y hasta defendía la poligamia. Lo curioso es que en las cuatro escenas de sexo que contiene el film, apenas hay un desnudo parcial. Un tema, el de los desnudos en el cine, del que hablará Maribel Verdú en 'Lo de Évole'este domingo a las 21:25 horas.