Nos desplazamos hasta Mataró. Allí, en la calle Jaume I, un edificio con 32 viviendas ha sido okupado en su totalidad justo antes del confinamiento. Los vecinos denuncian oleadas de robos y amenazas. Ni siquiera se atreven a hablar en la calle. "Nos amenazan desde los balcones con navajas, ha habido agresiones a vecinos y entre ellos mismos son violentos", cuenta una mujer, mientras que otra afirma que les da miedo "hasta salir a la calle porque están vigilando el piso que se queda vacío para entrar".

Los afectados han pedido ayuda a la Asociación de Vecinos. "No podemos permitir que un grupo de personas alteren la convivencia entre los vecinos", defiende un hombre.

El testimonio de un okupa: "Amenazas a nadie y robos hay en todas las calles"

Nos acercamos al edificio y tratamos de hablar con más vecinos, pero efectivamente les vigilan. Desde las ventanas nos piden que nos vayamos. Finalmente, uno de ellos decide atendernos, quien asegura que "amenazas a nadie y robos hay en todas las calles". "A veces hay cosas entre nosotros, pero nunca ha llegado a nada malo. Se quejan por la música que está un poquito alta y esas cosas", afirma.

Entramos con él en uno de los portales y nos encontramos un gran agujero en el portal y condiciones poco higiénicas. El hombre dice que "el edificio está mal construido y tiene goteras" y que "por eso no está habitado". Los vecinos, por su parte, nos cuentan que llaman a diario a la Policía y cuando llegan se producen disturbios e insultos a los agentes.

Sin embargo, entre los propios okupas encontramos a quienes también dicen estar "hartos" del grupo conflictivo: "Aquí también hay gente honrada, pero han llegado cuatro perros y se meten y hacen que nos tachen a todos por igual", lamenta un hombre.

Un comerciante denuncia que le "sacaron una navaja" y "amenazaron de muerte"

La okupación también ha derivado en una oleada de robos que mantiene en vilo a los comerciantes. Nos encontramos que ya llegan incluso a la violencia. Marc sufrió dos robos en su cafetería días antes del confinamiento. "Son robos muy rápidos. Rompen el cristal, se llevan la caja y se van", señala.

Pero lo peor ha llegado con la desescalada. "Me sacaron una navaja apuntándome a la barriga y lo que hice fue alejarme. Había clientes, que empezaron a gritar. Yo denuncié", relata, aunque tras la denuncia la situación empeoró.

"Me decía que me iba a matar porque le había denunciado y que o se la quitaba o iba a acabar muy mal, me amenazó de muerte", recuerda. Esta misma semana decidió contratar seguridad privada: "Es un tema de protección; tengo una mujer y un hijo que a veces se quedan hasta el cierre", cuenta.

Patrullas ciudadanas actúan por su cuenta

Bajo el lema, 'la Policía ni está ni se le espera', un grupo de vecinos y comerciantes han comenzado a patrullar las calles por su cuenta. Actúan por su cuenta y retienen a quien delinque en el limbo de la legalidad. Un afirmo manifiesta que se trata de "la reacción a la falta de respuesta por parte de las administraciones públicas".

"David Bote, alcalde de Mataró: "Reivindicación sí, pero patrullas ciudadanas no"

Nos recibe el alcalde de Mataró, David Bote, quien defiende que "reivindicación sí, pero patrullas ciudadanas no". "La tarea policial la tiene que hacer un policía, además que es un problema para ellos. Si se exceden en sus actuaciones, serán sancionados", alerta.

El Ayuntamiento ha puesto en marcha un plan de desalojo

Para acabar con esta situación, el Ayuntamiento ha puesto en marcha un nuevo plan de desalojo que consiste en buscar deficiencias de tipo estructural o de salubridad que bien documentadas acrediten que es peligroso vivir en ese edificio y así forzar ese desalojo por vía administrativa.

Además, el alcalde ha pedido al ministro del Interior un cambio de leyes porque muchas veces seles detiene y llegan a acumular hasta 19 antecedentes, pero como son delitos menores, al día siguiente están en la calle haciendo lo mismo.