Michael Ignatieff, el filósofo y escritor canadiense, se ha convertido en un referente para políticos de todas las tendencias ideológicas. Su profundo conocimiento sobre nacionalismo y liberalismo lo ha llevado a recibir el prestigioso Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales.
En su último libro, 'En busca del consuelo', Ignatieff ha explorado las complejidades de la identidad política y ha abogado por un enfoque más abierto y colaborativo entre oponentes políticos. En el acto de este martes, ha destacado que "debería preocuparnos a todos" lo que ha pasado con nuestras identidades, ya que, "tenemos múltiples identidades, pero de alguna forma nuestra identidad política ahora de repente se ha convertido en lo que somos, algo decisivo para nuestra identidad" y lo ha calificado como "desastroso".
Como exlíder del partido liberal de Canadá, el filósofo ha experimentado en carne propia las consecuencias de la polarización parlamentaria y la resistencia a la colaboración entre partidos. Su postura en contra de las convicciones inflexibles y su disposición a "admitir errores", como su apoyo inicial a la guerra de Irak, lo destacan como un pensador comprometido con la autocrítica y la adaptación política.
En cuanto al nacionalismo, Ignatieff ha advertido que las tensiones persisten y que la gestión política sensata es clave para abordarlas. Al preguntarle por los resultados electorales en Cataluña, ha señalado que "son ambiguos" y que a pesar de que "el partido nacional ha ganado el mayor número de escaños, el segundo partido que ha ganado es independentista y eso es muy fuerte", ha dicho que no se puede afirmar que se haya superado el nacionalismo.
El escritor también defiende una democracia que constantemente se cuestione a sí misma, lo ha dicho en 'El Confidencial': "La democracia es una discusión permanente sobre qué es". También se define como un "liberal socialdemócrata que cree que el Estado es la solución y no el problema que puede y debe proteger a los ciudadanos".
Desde su posición como rector de la Universidad Central Europea de Budapest, Ignatieff ha denunciado la deriva autoritaria del primer ministro húngaro Viktor Orbán, ha declarado a 'El Mundo' que ha sido "testigo" de cómo el primer ministro ha utilizado "sistemáticamente la democracia para desmantelarla".
No es el único
La última muestra de oligarcas peloteando al poder: Zuckerberg dona a Trump un millón de dólares pese a su animadversión
Los motivosZuckerberg no quiere ir a la cárcel y, como directivo de una poderosa empresa, podría enfrentarse a grandes multas. Además, Trump ahora representa al Estado, controlando miles de millones de contratos y subvenciones, lo que aumenta su poder económico.