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El último SEAT 600 se despide: así fue el coche que revolucionó España y cambió la vida de toda una generación

¿Por qué es importante? Desde su llegada en los años 50 hasta su último modelo fabricado en 1973, este coche fue mucho más que un medio de transporte: fue el motor de una transformación industrial, económica y cultural sin precedentes.

El último SEAT 600 se despide: así fue el coche que revolucionó España y cambió la vida de toda una generación

Hay coches que no son solo máquinas para desplazarse. El SEAT 600 fue uno de ellos. Hoy decimos adiós al último ejemplar fabricado en 1973, pero su legado sigue vivo en cada rincón de España. Hace 68 años, un día como hoy, llegó el primer 600, un coche que parecía pequeño —tan pequeño que lo llamaron 'el ombligo'—, pero que se convirtió en el símbolo de una transformación social y económica sin precedentes.

Este coche no era lujo, ni tecnología avanzada. Era la esperanza de la clase media española, la llave que abrió las puertas a la movilidad, la libertad y nuevas formas de vivir. Durante sus 16 años en producción, se fabricaron más de 800.000 unidades, un éxito sin igual que nació de la necesidad y el esfuerzo de miles de familias que ahorraron cada peseta —65.000 para ser exactos— para poder comprarse su propio SEAT 600.

Un pequeño gigante que cambió todo

El primer SEAT 600, con matrícula M-184018, fue mucho más que un coche. Fue la herramienta que impulsó un cambio profundo en España. Era el coche de las escapadas improvisadas, el primero que llevó a una generación entera a disfrutar de vacaciones en familia.

Quizá el ejemplo más impresionante sea el de la familia Alcaide, un matrimonio con 19 hijos que, aunque su coche no era una caravana, logró llevarse a todos de vacaciones en solo tres viajes. Así, ese pequeño 'pelotilla' demostró que la vida se puede compartir, aunque no haya espacio de sobra.

Pero el 600 no solo fue un coche para las familias numerosas; también fue un símbolo de cambio para muchas mujeres. En una sociedad dominada por el patriarcado, este vehículo sencillo, económico y fácil de manejar puso a muchas españolas al volante, dándoles una independencia hasta entonces inédita.

Motor de una revolución industrial

Detrás del 600 había una fábrica en Barcelona que no solo producía coches: daba trabajo a más de 15.000 familias y mantenía vivo un ecosistema económico alrededor suyo. Producto casi 100% español, el SEAT 600 fue un motor económico clave para la posguerra, ayudando a levantar la economía y crear nuevas oportunidades.

Su popularidad fue tal que muchos españoles tuvieron que esperar hasta dos años para conseguir uno. Y eso, a pesar de que el coche no tenía extras como radio, cinturones de seguridad o aire acondicionado, y ni siquiera permitía elegir color.

Hoy, casi cinco décadas después de que se fabricara el último SEAT 600, este coche sigue siendo el favorito de nostálgicos y amantes del motor. Más que un vehículo, es un símbolo de progreso, unión y el sueño de una España que empezó a moverse hacia el futuro.

Porque el SEAT 600 no fue solo un coche pequeño; fue el motor que puso en marcha todo un país.