Los Testigos de Jehová figuran en el registro de entidades religiosas desde que se permitió la libertad religiosa en 1968. Sin embargo, la mera inscripción no implica un control continuo sobre su gestión interna. ¿Dónde se traza la línea entre la libertad religiosa y la posible manipulación sectaria?
El sistema doctrinal de los Testigos de Jehová, basado en la Biblia, ha sido cuestionado por prácticas como la prohibición de transfusiones de sangre y la no celebración de eventos como Navidad o cumpleaños. Además, casos como el de Jair revelan un proceso de expulsión que afecta profundamente la vida de quienes disienten.
Desde la perspectiva de la plataforma "Red Une", que agrupa a afectados por los Testigos de Jehová, la inscripción en el registro no garantiza la legitimidad. La cuestión se centra en la gestión interna del grupo, destacando la necesidad de penar la persuasión coercitiva en España.
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Expertos señalan que la diferencia entre religión y secta es sutil y que la autonomía de los sistemas religiosos dificulta una definición consensuada. Pero, mientras algunos argumentan que los Testigos de Jehová son una secta, otros destacan su arraigo como parte del amplio espectro religioso en constante evolución.
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