A apenas 72 horas del aniversario del inicio de la guerra de Ucrania, Valdimir Putin ha lanzado su discurso más duro contra Occidente. El líder del Kremlin llevaba sin hablar ante el parlamento ruso desde abril de 2021 y ha esperado a esta ocasión para lanzar un mensaje en el que evidenciar la unidad de Rusia frente al enemigo occidental.

En su discurso, Putin ha anunciado que suspende la implicación de Rusia en el tratado internacional de control de las armas nucleares: "Me veo obligado a anunciar que Rusia suspende su participación en el tratado de armas estratégicas ofensivas", ha afirmado.

El mandatario ruso se refería así al tratado New Start, el último acuerdo entre Rusia y EEUU para el control de armas nucleares. Se trata de un tratado firmado por Barack Obama y Dimitri Medvedev en el 2010. Fundamentalmente, limitaba el número de ojivas nucleares de cada país a 1.550.

El acuerdo se iba renovando cada cinco años. De hecho, la última renovación la firmó el propio Putin, y daba vigencia al acuerdo hasta 2026. Sin embargo, este 21 de febrero Putin lo ha quebrado de forma unilateral. En la práctica, Rusia ha aclarado oficialmente que no permitirá a Estados Unidos revisar su potencial nuclear, y que no aceptará que se limite su número de ojivas nucleares tácticas ni sus misiles balísticos intercontinentales.

Al no haber inspecciones, la desconfianza entre ambos países crece. No sabrán cuántas armas nucleares tiene el otro, por lo que, sin límites al uso de ojivas, no es descartable que nos encaminemos a una "carrera de armas", un escenario en el que Rusia y Estados Unidos comiencen a armarse sin parar.

Parece lógico pensar que si Rusia no vuelve al acuerdo, ambas potencias aumenten su ritmo de producción de ojivas nucleares. Es una situación que ya se ha vivido con anterioridad. De hecho, en 1980, Rusia y Estados Unidos sumaban 50.000 cabezas nucleares. A día de hoy, no suman ni un 6% de esa cantidad

A pesar de que Putin no había anunciado hasta el momento la ruptura del acuerdo, hacía ya muchos años que ninguna de las dos potencias hacía revisiones. La excusa de Rusia fue la pandemia: desde entonces, no se ha recuperado la normalidad.

Antes del COVID, ambos estados podían realizar 18 inspecciones anuales a bases militares con ojivas nucleares listas para usarse del otro país. Solo tenían que avisar con 32 horas de antelación, un margen pequeño que en teoría impedía al otro país ocultar sus armas. Eso es lo que acordaron en 2010, y durante 10 años se respetó.

Los expertos aún analizan esta decisión del mandatario ruso, pero se baraja que quiera armarse más o que simplemente sea un farol. Ahora tiene un 'As' en la manga: podrá poner condiciones para volver al acuerdo New Start. Así, en unas posibles negociaciones de paz en Ucrania sería un buen elemento de presión.

De hecho, después del anuncio el Gobierno ruso ha intentado rebajar la presión. En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha suavizado su discurso afirmando que "Rusia cumplirá con las restricciones sobre armas establecidas en el Tratado New Start de desarme nuclear". De hecho, han llegado a afirmar que "no se oponen a volver al tratado si la política de EEUU hacia Moscú cambia".