Caso Nummaria

¿Quién tiene la culpa? El asesor fiscal, en el centro del fraude de Imanol Arias y Ana Duato

El contexto La Audiencia Nacional condena a 80 años de cárcel al asesor fiscal Fernando Peña en el 'caso Nummaria', impone dos años a Imanol Arias y absuelve a Ana Duato, al considerar que desconocía las maniobras fraudulentas.

¿Quién tiene la culpa? El asesor fiscal, en el centro del fraude de Imanol Arias y Ana Duato

Imanol Arias y Ana Duato, dos actores muy famosos, han sido investigados por evadir dinero a Hacienda. En total, Imanol Arias habría dejado de pagar casi tres millones de euros, y Ana Duato casi dos millones.

La Audiencia Nacional acaba de dictar sentencia y ha pasado algo curioso: para Arias piden más de dos años de cárcel, pero Ana Duato ha quedado absuelta. ¿Por qué? Porque el tribunal cree que ella no sabía lo que estaba haciendo su asesor fiscal, esa persona que ayuda a organizar sus impuestos.

Hasta ahora, cuando alguien decía "yo no sabía nada, fue mi asesor", los jueces no les creían. Pensaban que esa "ceguera" era voluntaria, es decir, que la persona prefería no enterarse de lo que pasaba para no meterse en líos, como señala César García Novoa, catedrático de materia tributaria de la Universidad de Santiago de Compostela.

Pero esta vez la Audiencia Nacional ha dicho que el sistema fiscal es muy complicado y que, por eso, puede ser posible que Ana Duato no se enterara realmente de la trampa que hizo su asesor. Eso es algo nuevo.

Ahora, el Tribunal Supremo tiene que decidir si está de acuerdo o no. Y aquí está lo importante: el Supremo suele pensar que esa "ceguera" es voluntaria, no involuntaria. Por ejemplo, en el caso de Leo Messi, que también intentó decir "yo no sabía", el Supremo no se lo creyó y lo condenó: 21 meses de cárcel y dos millones de multa.

Otra novedad importante de esta sentencia es que el asesor fiscal ha recibido la condena más dura. Lo han considerado el "cerebro" detrás del fraude, mientras que los clientes quedan en un segundo plano. Esto es distinto a lo habitual, donde el cliente es el principal responsable y el asesor solo "ayuda".

¿Qué significa esto? Que ahora los asesores fiscales que preparan estas trampas pueden ser los primeros en pagar caro si les pillan. Y los clientes podrán defenderse diciendo que no sabían, pero no siempre les servirá.

Además, esta sentencia va a provocar que los contratos entre clientes y asesores cambien. De ahora en adelante, tendrán que incluir cláusulas claras en las que el asesor deje por escrito que actúa con el consentimiento del cliente. Así no podrán echarse la culpa unos a otros tan fácilmente.