Jamaica ha pedido a Reino Unido que le compense por el comercio de esclavos con 7.000 millones de libras. Para el estado caribeño es una manera de reparar el daño sufrido por sus antepasados, africanos llevados a la fuerza hasta allí para ser explotados.

Es una situación que se podría dar en España, una potencia con pasado esclavista. Si algún país considera que sus ciudadanos pueden sentirse ofendidos con la esclavitud que empleó España podría seguir el sendero de Jamaica.

Pero, ¿cuándo se convirtió España en una potencia esclavista? Lo hizo desde que descubrió América. En un primer momento se usó a los indios para los trabajos, pero el nacimiento de leyes que les protegían y le consideración religiosa que se hacía de los mimos, pues eran a su juicio hijos de dios, provocó que los españoles buscaran otras fórmulas.

La solución fue entonces traerse africanos para que fueran empleados como esclavos. Oficialmente, entorno a 1.600.000 africanos fueron trasladados hacia las posesiones de España en América durante los cuatro siglos que estuvo vigente el esclavismo.

Las cifras se conocen porque hay registros de ellas, aunque podría haber más que entraron por contrabando. Los esclavos eran tratados como mercancía y, por tanto, se tenía que declarar porque además se pagaba un tributo por ello.

De este más de millón y medio de ciudadanos muchos acabaron en Cuba, la provincia más rica de todo el imperio español gracias a la caña de azúcar y al tabaco. Para mantener las plantaciones se necesitaban esclavos, aunque muchos fallecían por los numerosos abusos. Por este motivo, la llegada de esclavos era continúa. El imperio español quería mantener la pujanza de Cuba.

Sin embargo, a pesar del evidente pasado esclavista de España, los libros escolares apenas lo mencionan. Para conocer la realidad del imperio hay que acudir a libros de diversos autores que han investigado sobre ello.

Aun así, España firmó a principios del siglo XXI un acuerdo de las Naciones Unidas en el que se reconoce que se debe recordar la esclavitud del imperio y dedicarle un hueco en la memoria histórica.

La situación no mejora hasta hace dos siglos, cuando Reino Unido comienza a presionar al resto del mundo para que no permita la esclavitud. Así comienzan a crearse leyes, aunque las primeras solo prohibían la trata, es decir, se podía tener esclavos en las colonias, pero no se podía comerciar con ellos o trasladarlos.

Surgió así un negocio muy rentable, aunque prohibido: el tráfico de esclavos. En este periodo del siglo XIX, había muchas personas reconocidas en la historia española que hacían negocio con la trata de esclavos. Era el caso de María Cristina de Borbón, madre de Isabel II; el industrial Antonio López y López; Leopoldo O'Donell, que se encargaba de perseguir a los barcos que llegaban con esclavos a Cuba, pero realmente lo que hacía era aceptar sobornos. También se incluye en esta lista negra a Antonio Cánovas del Castillo, con calles y monumentos en toda España.