"Estamos negociando". Es lo que ha dicho el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, a laSexta cuando le ha preguntado Ana Pastor este jueves por la amnistía. Nunca había ido tan lejos hablando del tema, pero lo cierto es que las negociaciones ya están en marcha y van a ser "muy complejas". Muchos actores, muchos intereses dentro de esta investidura 'matrioska', pero el mayor obstáculo para el socialista es el expresident catalán Carles Puigdemont.
El primero de ellos es Sumar, coalición con la que comenzó este jueves la ronda de contactos. Parece el más fácil, pero Podemos va a condicionar esas negociaciones porque quiere mantener sillones en un futuro gobierno. La líder de la formación morada, Ione Belarra, ha marcado la distancia con Sumar, ha asegurado que su influencia es "muy limitada". Asimismo, Belarra ha insistido en que se atiendan sus requisitos como que la titular de Igualdad, Irene Montero, repita al frente de Igualdad (cartera que ambiciona el PSOE).
Por otro lado, está Coalición Canaria (CC), partido que votó 'sí' al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, pero este jueves ha abierto la puerta a Sánchez. "Si es cierto que Junts tiene la llave de la investidura, no es menos cierto que Coalición Canaria tiene el llavín de la gobernabilidad de este país", ha aseverado el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo. "El señor Puigdemont no tiene por qué ser el director de la España contemporánea. CC está en disposición de convertirlo en un actor secundario", ha zanjado.
Junts ha intentado desactivar esta propuesta de los canarios al revelar que su voto en la investidura será un 'sí' o un 'no', pero nunca una abstención. Sin embargo, Clavijo ha reafirmado su predisposición a negociar su apoyo pese a lo manifestado por la formación independentista: "Cada partido que tome la decisión que tenga que tomar". Sin embargo, si el PSOE llega a un acuerdo con todas esas partes, todavía le quedarán las 'matrioskas' de Esquerra Republicana, EH Bildu, el PNV y el BNG.
Puigdemont, el mayor obstáculo
El voto de Junts se decidirá en Cataluña pero también desde Bruselas. Puigdemont tiene sus propias ataduras, que son las bases del Consell de la República catalana, el Gobierno paralelo que se inventaron. Estas han forzado una votación para decidir si bloquean todo o no. Para complicarlo aún más, el expresident catalán ha dicho que el líder del PSC y negociador del PSOE, Salvador Illa, no es un interlocutor válido para generar confianza. Mientras que para Sánchez, Illa es un actor muy importante en estas negociaciones y quiere que asuma un rol fundamental en las conversaciones con Junts.
¿Por qué a Puigdemont no le gusta Illa? El rechazo del expresident empieza porque su partido sigue muy molesto por lo que pasó en el Ayuntamiento de Barcelona. En las últimas elecciones municipales, el partido que ganó en Barcelona fue Junts y el candidato que tuvo más votos para sustituir a Ada Colau era Xavier Trias. Pero se le adelantaron negociando.
El segundo era Jaume Collboni, de los socialistas catalanes. En el último momento, Collboni consiguió pactar con el PP y con los comuns, y consiguió sumar más votos que Junts y ERC. Un pacto que hicieron para evitar que en Barcelona gobernase el independentismo. Así que le quitaron la Alcaldía a Junts y Trias reaccionó de una forma extraña: "¡Que os zurzan!". El partido de Puigdemont llamó a ese pacto entre PSOE-PP-Comuns el "pacto de la vergüenza". Por eso, acusaron a Salvador Illa de estar detrás de este pacto que les quitó la Alcaldía.
Sin embargo, ¿este es el único motivo o hay más? Para empezar, las relaciones entre Junts y los socialistas catalanes nunca han sido buenísimas, aunque pacten después. Salvador Illa es el líder de los socialistas catalanes y el líder de la oposición en el Parlament de Cataluña. Todas las semanas se enfrenta a los independentistas y es lo que ha ocurrido la semana pasada.
Aunque en Madrid se habla de si amnistía sí o no, en Cataluña se aprobó una propuesta de ERC y Junts para que se trabaje en las condiciones de un referéndum si Sánchez quiere sus votos para la investidura. El PSC con Illa no solo votó en contra, sino que aseguró que "fuera de la Constitución nada" y que si hay que repetir elecciones, se repiten.
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