Elon Musk es la controversia hecha persona, emprendedor y excéntrico, genio o loco. Es el multimillonario que más dinero ganó en 2020 y quizás también sea el que más juegue con los medios.

Y es que en una reciente presentación en China protagonizó un cómico baile. Semanas antes, presentó un cristal irrompible que se rompió al primer golpe, y quizás su baile ayudó a olvidarlo.

Además de Tesla, el empresario ha estado inmerso en otros muchos proyectos: SpaceX (de cohetes espaciales), SolarCity (de paneler solares), OpenAI o Hyperloop (de cápsulas para viajar a miles de kilómetros hora por un tubo) son algunas de las compañías que él cofundó. Con todas estas ideas hay quien le compara con Ironman.

Todo este poder conlleva una gran responsabilidad y Twitter es su criptonita. Ha sido multado por manipular el mercado bromeando sobre sacar sus empresas a bolsa en la red social o llevado a juicio por llamar pedófilo a un buzo que ayudó a rescatar a niños de una cueva de Tailandia. Lo hizo enfadado porque rechazaron la ayuda que él ofrecía con un minisubmarino.

Pero estas no son las únicas polémicas. Al inicio de la pandemia de coronavirus alzó la voz para pedir "libertad" para que las empresas pudiesen trabajar y se resistió a cerrar la suya.

Su teoría es la de que hay que trabajar 100 horas a la semana para tener éxito y nivel de excentricidad es tal que lo llevó a llamar a su hijo X Æ A-12 o a dar una entrevista entre porros y wiski, lo que se sospecha que fue una estrategia para que las acciones de su empresa se desplomaran y poder comprar más.