La dura situación de Pepa comenzó en 2008, cuando empezó a trabajar como limpiadora en un hotel de Pamplona. Allí estuvo hasta 2015 y durante esos seis años fue explotada laboralmente hasta el extremo.

Como recoge el 'Diario de Navarra', el dueño del hotel ha sido ahora condenado a nueve meses de cárcel y al pago de una multa de 3.000 euros, pero hasta que se ha topado con la justicia ha pasado largos años explotando sin descanso a esta empleada.

Ella trabajaba los 365 días del año con jornadas dobles de 16 horas diarias y de lunes a domingo. Por las mañanas, de 8:00 horas a 15:00 horas limpiaba las 14 habitaciones con las que cuenta el hotel. Lejos de acabar ahí, su jornada seguía de 23:00 horas hasta las 8:00 horas, un tiempo en que se quedaba como encargada de la recepción del hotel. Los sábados, a modo de excepción, su jefe le dejaba librar por la noche.

A estos horarios maratonianos, exagerados e indecentes se suma que el empleador la tenía viviendo dentro del hotel en condiciones infrahumanas, en un habitáculo sin luz natural ni ventilación.

En 2015, la trabajadora se armó de valor y decidió denunciar su situación, que ha quedado resuelta con una condena de meses de cárcel y una multa de 3.00 euros,.