Esta erupción está dejando a los palmeros sin sus casas, sin sus barrios, sin sus recuerdos. Pero también les está dejando también sin su modo de vida. Dos de cada tres explotaciones de plátanos de La Palma están sufriendo las consecuencias del volcán. Así que la pregunta es: ¿cuándo volverán a crecer las plantas en ese suelo abrasado por la lava?

Realmente, son suelos de roca volcánica, por lo que no va a crecer nada en cientos de años y no serán utilizables. En 15 o 20 años comenzará a verse algo de verde: lo primero que sale, el liquen, pero nada de agricultura.

Sin embargo, hecha la ley, hecha la trampa. Y el hombre puede acelerar ese proceso. El método es sencillo sobre el papel: trayendo tierra de otras zonas, de terrenos vegetales y fértiles, y cubrir con ella el suelo volcánico. Sin embargo, llevado a la vida real no es tan fácil.

Qué hacer sobre la lava

El problema son las magnitudes: se necesitan miles de kilos de tierra para cubrir una hectárea y que sea fértil. Hay precedente en la isla: en 1949 se cubrió y tenemos las plataneras. En 1971 no se cubrió, se declaró zona protegida y es una zona árida.

No todo el suelo de La Palma va a estar sepultado por lava. Hay partes que están cubiertas por una especie de gravilla que los expertos llaman piroclastos. Y ahí pueden crecer plantas.

¿Se puede plantar sobre piroclasto? ¿Y sobre ceniza?

Porque el piroclasto es roca volcánica: la expulsa el volcán y cubre los terrenos aledaños. Es como un campo lleno de cascotes. Si se retira, el suelo está debajo. Se puede plantar y es hasta es bueno -mantiene la humedad-, si bien plantea un problema: hay que retirarlo y va a reducir las posibilidades de plantar y de meter maquinaria.

Algo similar sucede con la ceniza, aunque en este caso es beneficiosa porque cubrirá los terrenos y los hará más fértiles al funcionar como abono. Aunque otra cosa es si esos campos se van a recuperar o será declarado paraje protegido. Porque esa zona va a ser un terreno complicado para cualquier actividad inminente e incluso futuro.

O, en el pero de los casos, puede que la zona afectada de La Palma se convierta en un malpaís. Esto es: un terreno abrupto, árido y estéril constituido por lava volcánica reciente fragmentada en bloques.