El nuevo referente de la extrema derecha en Francia se llama Éric Zemmour. Precandidato del partido conservador Los Republicanos, este lunes se ha encarado con una mujer francesa, a la que ha acusado de no ser libre por llevar velo. Su discurso xenófobo le ha catapultado en las encuestas y, según el último sondeo, ya supera a Marine Le Pen como primera fuerza de la extrema derecha en intención de voto.
Este agitador, que ha reventado la política francesa colocando el rechazo a los inmigrantes en el centro del debate, es además segundo en las encuestas, solo por detrás del actual presidente galo, Emmanuel Macron. Pero ¿quién es exactamente Zemmour?
Ha llegado hasta donde está defendiendo, entre otras cosas, que los nombres en Francia deben ser franceses: para él, la inmigración es la principal amenaza a la estabilidad y cree incluso que esta acabará por borrar del mapa a la población autóctona francesa, ocupando su lugar. Algo a lo que Zemmour se refiere como "el gran reemplazo".
"Hay un pueblo que reemplaza a otro en numerosos lugares, que 'tercermundiza' el país con una civilización diferente", ha llegado a afirmar, apuntando a "una civilización islámica que no comparte valores con la civilización francesa y europea".
Por sus ideas y formas le han comparado con Donald Trump o Boris Johnson. A él le gusta Vladímir Putin: según ha dicho en varias ocasiones, por encima de todo defiende el patriotismo y la soberanía nacional. No es lo único que tiene en común con el presidente ruso, puesto que Zemmour también se opone al matrimonio homosexual y participó en las protestas contra la ley que lo legalizó.
Pero las personas migrantes y el colectivo LGTBI no son los únicos en el punto de mira de Zemmour: hace unos días, durante una feria internacional sobre seguridad en París, apuntó con un rifle a los periodistas a modo de broma. Sin embargo, lo cierto acusa a los medios de comunicación de ser una máquina de propaganda que odia a Francia y que escupe sobre la historia y la cultura francesas. Ello, a pesar de que él mismo ha trabajado como periodista durante años.
A pesar de ir segundo en las encuestas y de que sus seguidores ya empapelan las calles francesas con carteles de 'Zemmour président', lo cierto es que aún no es candidato. Pese a ello, ya ha puesto en riesgo la hegemonía de Le Pen como líder de la extrema derecha francesa. Ella, sin embargo, dice que no le preocupa, porque -cree- en realidad Zemmour no quiere ser presidente.
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