La integración, una moneda de cambio

Donde Vox consigue poder, las políticas de integración se desmantelan: el caso de Torre-Pacheco y la Región de Murcia

El contexto Vox presionó para paralizar la compra de viviendas destinadas a acoger menores migrantes en Murcia. En menos de dos horas, el PP cedió y revocó la medida, frenando así una política clave de integración social en la región.

Donde Vox consigue poder, las políticas de integración se desmantelan: el caso de Torre-Pacheco y la Región de Murcia

Lo que está sucediendo en Torre-Pacheco y en la Región de Murcia no es un hecho aislado ni casual. Es el síntoma de un problema mucho más profundo: allí donde Vox logra entrar en las instituciones, las políticas de inclusión y protección social sufren un retroceso grave. Es un problema inducido y buscado, una estrategia que está transformando el panorama social y político regional.

A principios de julio, el Boletín Oficial de Murcia publicaba la compra de varias viviendas para crear centros públicos destinados a acoger a menores migrantes. Esta medida, aparentemente sencilla, responde a la necesidad de ofrecer un lugar seguro a niños y adolescentes que están lejos de sus familias y que necesitan apoyo y estabilidad.

Pero la respuesta política fue rápida y contundente. Santiago Abascal, líder de Vox, lanzó un tuit en el que exigía la retirada inmediata de esa compra, amenazando con bloquear los presupuestos regionales si no se atendía su petición: "Murcia no tendrá presupuestos si esta compra sigue adelante", advirtió. Y en menos de dos horas, la consejera de Política Social, que pertenece al Partido Popular, anunció la revocación de la orden y prometió que algo así "no volverá a pasar".

Esto muestra el poder real de Vox, un partido que, aunque no forma parte del gobierno regional, ha logrado imponer su agenda a base de presionar y condicionar decisiones políticas. El apoyo de Vox fue clave para que los presupuestos salieran adelante, pero ese apoyo se pagó dejando de lado a los menores migrantes.

Las viviendas que iban a comprarse para mejorar la situación de estos niños y niñas finalmente no se adquirieron. Además, Vox ya había exigido el cierre de otro centro donde viven 60 menores que llevan años conviviendo, asistiendo a colegios y formando parte activa de la comunidad. Ese centro cerrará en septiembre, obligando a estos menores a vivir un nuevo proceso de desarraigo y cambio, algo que puede afectar gravemente su bienestar emocional y social.

Esta destrucción paulatina de las políticas sociales va acompañada de un aumento de discursos de odio que estigmatizan a los colectivos más vulnerables. Mientras frenan la integración, se señala y se criminaliza a quienes más necesitan apoyo. Las ONG llevan tiempo alertando sobre esta deriva peligrosa hacia la exclusión y el odio en la política regional.

Torre-Pacheco y Murcia son solo ejemplos de un fenómeno más amplio: donde Vox entra, la convivencia y las políticas de inclusión salen perdiendo. El Partido Popular, en lugar de plantar cara a estas presiones, sigue cediendo. La pregunta es clara y urgente: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar en este camino que deja atrás la solidaridad y el respeto a los derechos fundamentales?