María Guardiola ha dejado claro que no gobernará con Vox, pero eso no quiere decir que no haya aceptado hacer suyos algunos principios de la ultraderecha para poder ser presidenta. En la hoja de ruta que el PP ha ofrecido a Vox en Extremadura, el PP introdujo 15 medidas pactadas, que incluían promesas electorales de la extrema derecha. Propuso, por ejemplo, un pacto por una educación "sin sesgo ideológico". Y como reclama Vox en otras comunidades, aceptó incluir el llamado 'pin parental' disfrazado de "derecho de los padres a la libertad de elección en la educación de sus hijos".

María Guardiola también ofreció a Vox, a cambio de su apoyo, proteger infraestructuras que "están siendo amenazadas por motivos ideológicos". Es decir, por la izquierda. El PP extremeño ofreció a la ultraderecha exigir al Gobierno que se cambie la hoja de ruta para desmantelar la central nuclear de Almaraz y prolongar su vida útil.

Otro guiño de Guardiola a Vox para poder ser presidenta fue su compromiso para cambiar la legislación sobre memoria democrática. El ofrecimiento es impulsar una nueva ley extremeña y derogar la ley de Memoria Histórica y Democrática aprobada en 2018 con el gobierno socialista de Fernández Vara.

Guardiola también cedió ante los negacionistas del cambio climático de Vox. El PP lo llamó "flexibilizar las barreras ambientales que impiden el desarrollo de Extremadura". En la práctica es revisar las prohibiciones en zonas naturales protegidas para permitir el desarrollo de empresas que hagan negocio allí.

En el acuerdo de gobernabilidad propuesto por Guardiola a Vox no falta otro de los emblemas de la ultraderecha: la defensa del mundo rural y las tradiciones. El PP se comprometió por escrito a fomentar la caza y a proteger la tauromaquia como "fuente de cultura". Pin parental, defensa de los toros o derogación de la Ley de Memoria Histórica. María Guardiola no quiere a consejeros de Vox en su gobierno, pero gobernar con sus ideas a cambio del apoyo de la ultraderecha parece que no le importa.