Termina la semana del protocolo antiabortista que Vox ha querido imponer en Castilla y León. Un intento de arrebatar derechos a las mujeres que aún persigue a Alfonso Fernández Mañueco, que ha tratado de zanjar el debate asegurando que "quien fija la posición en el Gobierno de Castilla y León es el presidente".

Así las cosas, todo apunta a que el plan de la extrema derecha está muerto o al menos en pausa, pero sus consecuencias políticas permanecen. Repasamos seis lecciones que podemos extraer de esta controversia:

1. La primera es el caos: el ala 'popular' de la Junta de Castilla y León fue incapaz de enterrar la idea del vicepresidente de Vox, Juan García-Gallardo. En estos ocho días, los médicos castellanoleoneses han recibido mensajes contradictorios acerca de cómo deben tratar a una mujer que quiera abortar, con Gallardo afirmando que ofrecer sus medidas sería obligatorio para los profesionales y Mañueco diciendo justo lo contrario.

2. La segunda lección es que Vox a esta hora aún no ha reculado, al menos no en público o no con la nitidez necesaria. Gallardo llegó a decir en una misma entrevista una cosa y la contraria sobre la obligatoriedad de sus medidas, tal y como puedes comprobar en el vídeo sobre estas líneas.

3. Tercera lección: el posible adelanto electoral parece congelado. Aunque la ultraderecha amenazó con romper el Gobierno autonómico, con el paso de los días eso no ha ocurrido, con lo que la amenaza, de momento, ha quedado en una suerte de amago por parte de Vox. Preguntado al respecto, Gallardo aseguraba esta semana que ellos no iban a "frustrar la alternativa a la izquierda".

4. Cuarta lección. En el Gobierno central están convencidos de que si no hubieran salido en tromba, el presidente de la Junta no habría desautorizado a su vicepresidente y Castilla y León tendría hoy un nuevo protocolo pensado para presionar a las mujeres que quieran interrumpir su embarazo. De paso, el Ejecutivo ha aprovechado para borrar la palabra 'malversación' del debate público.

5. En cuanto a la quinta lección, lo cierto es que la ultraderecha ha demostrado que es capaz de marcar la agenda al PP y, si algún español había olvidado que gobiernan juntos en Castilla y León, se ha vuelto a acordar, precisamente a cuenta de un tema, como es el aborto, en el que los 'populares' creen que no tienen nada que ganar.

6. Esto nos lleva a la última lección: el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha constatado que debe marcar todas las distancia posibles con Vox. La prueba la veremos este sábado, en la manifestación que las derechas tienen previsto celebrar en Madrid contra el Gobierno de coalición: el PP la apoya y algunos de sus representantes van a estar presentes... pero con la boca pequeña. No quieren una nueva 'foto de Colón'. Elías Bendodo, de hecho, ha afirmado que "los políticos que quieran ir deben incorporarse a título personal, sí, representando al partido, pero no deben protagonizar esta manifestación". Feijóo, por su parte, no acudirá.

Lo importante es que el protocolo no está en vigor. Veremos si vuelven a intentar 'colarlo', pero lo tendrán muy difícil porque es ilegal: el artículo 172 del Código Penal recoge que es delito acosar a las mujeres que quieran ejercer su derecho a abortar "mediante actos molestos, ofensivos, intimidatorios o coactivos que menoscaben su libertad". Aunque la ley no lo explicita, muchos juristas creen que obligar a los médicos a ofrecer a esas mujeres escuchar el latido del feto encaja a la perfección con este tipo penal.