El culebrón entre la familia real británica tiene un nuevo capítulo. Atención a la decisión que ha tomado Carlos III, el nuevo rey de Inglaterra. El hijo de Isabel II ha decidido echar a Harry y Meghan de Frogmore Cottage. Es la casa que tenía la pareja en Inglaterra, pero después del libro que ha publicado Harry con sus memorias, Carlos III les ha vetado la entrada. Ahora Carlos III quiere darle esa casa a su hermano, al príncipe Andrés.

Está ubicada en los jardines colindantes del castillo de Windsor, a una hora en coche de la capital británica, y pensada para el servicio de la familia real, sus únicos inquilinos desde los años 70. Harry y Meghan la escogieron como residencia, más discreta que el Palacio de Kensington y al margen, según la prensa británica, de las polémicas palaciegas contra Markle. La reformaron a su gusto, redujeron a la mitad sus diez dormitorios; más un estudio, un invernadero y pista de tenis. Contrataron a una exclusiva interiorista para su decoración, con suntuosas escaleras y chimeneas en la que incluyeron piezas de arte de Rubens o Miguel Ángel de la Reina Isabel.

¿Y por qué ahora el padre de Harry les retira esta propiedad? El motivo está en el príncipe Andrés, su hermano, apartado de la actividad pública vinculada a la monarquía y despojado de sus títulos. Desde abril se queda en la calle. Dejará de recibir su asignación anual de casi 250.000 libras. Así no puede permitirse seguir viviendo en Royal Lodge, una lujosa mansión en la que reside desde 2004. Su hermano, según 'The Telegraph', no quiere dejarle sin casa y sin dinero, a pesar de que él se resiste. Porque sale perdiendo. Cambia una mansión por un refugio, palaciego, eso sí, y 30 habitaciones por cinco.

Y es que a tan solo unos meses de su coronación, Andrés de York sigue siendo el quebradero de cabeza de Carlos III por una polémica de la que sigue intentando desmarcarse. Nos remontamos a agosto de 2021. Una mujer demanda al príncipe por agresión sexual siendo menor, cuando tenía 17 años. De momento, un acuerdo entre las partes le ha permitido escapar de este proceso.

Pero volvamos a Frogmore Cottage. ¿Cómo se han tomado su expulsión los duques de Sussex? Pues según la prensa británica, como "un castigo final muy cruel". Porque al fin y al cabo era la única residencia propia que les quedaba en Inglaterra. Fue el regalo de bodas que les hizo la reina Isabel II en 2018. Y eso que solo lo disfrutaron unos meses, porque en 2020 se mudaron a California, donde residen actualmente. Desde entonces, ha sido su alojamiento en sus escasas visitas al Reino Unido, y también el de la hija menor del príncipe Andrés, y su marido, a los que se la prestaron unos meses.

Casi tres millones de euros de las arcas públicas se gastaron en reformarla. Dinero que luego devolvieron al desvincularse de la familia real británica. Pero lo cierto es que para ellos, el valor de esa casa es sobre todo sentimental. Allí han vivido sus momentos más especiales como pareja: sus primeros posados, el anuncio de su compromiso y la fiesta posterior, con 200 invitados, a su enlace matrimonial. Ahora tienen que hacer las maletas antes del verano y quedarse sin residencia propia.