Amor con condiciones
Antes del "sí quiero", dijeron "firma aquí": Jeff Bezos se une a una larga lista de ultrarricos que blindan su fortuna antes de casarse
Los detalles Antes de caminar hacia el altar, Jeff Bezos pasó por el despacho de su abogado. Con acciones, yates, mansiones y empresas espaciales en la balanza, el magnate se une a otros ultrarricos como Michael Douglas, Angelina Jolie o Meghan Markle.

El amor puede ser ciego, pero no tonto. Y cuando tienes una fortuna de 205.000 millones de euros, como Jeff Bezos, uno no se casa sin antes pasar por el despacho de un muy buen abogado. El fundador de Amazon y tercer hombre más rico del mundo, ha firmado uno de los contratos prenupciales más comentados del año con su futura esposa. ¿El objetivo? Blindar su gigantesco patrimonio como si fuera un cohete de Blue Origin.
La cifra da vértigo: miles de millones repartidos entre acciones de Amazon, el diario 'The Washington Post', la empresa espacial que quiere llevar turistas al espacio, mansiones de lujo, una isla privada y un megayate más grande que muchos hoteles flotantes. Con semejante imperio, era cuestión de tiempo que el amor viniera con condiciones.
Y no es el único. En el mundo de los ultrarricos, los contratos prenupciales son más comunes que los "te amo" espontáneos. Cada cláusula es una mezcla de protección financiera, control emocional y, en algunos casos, auténtica creatividad legal.
Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones fueron pioneros en el arte del prenup curioso: ella cobraría casi tres millones por cada año de matrimonio y cinco millones extra si él le era infiel. Pero había truco: si ella engordaba más de diez kilos, perdía el derecho al bono. Un clásico de Hollywood… problemático, pero muy real.
Angelina Jolie y Brad Pitt optaron por algo más ético: en su acuerdo, cualquier infidelidad le costaba al culpable la custodia de los hijos. Directo al corazón.
En la realeza tampoco se fían del "hasta que la muerte nos separe". Meghan Markle y el príncipe Harry firmaron que, si llegaban al divorcio, ella recibiría solo el 10% de la fortuna de él. Romántico, no mucho. Práctico, bastante.
Pero el premio al contrato más surrealista se lo lleva el fútbol. Endrick, joven promesa del Real Madrid, tiene una lista de cláusulas dignas de guion de comedia romántica: no puede tener novia virtual en videojuegos, está prohibida cualquier infidelidad, deben decirse "te amo" en cualquier ocasión posible, hacer planes juntos para no caer en la rutina, y—atención—no pueden usar palabras como "um", "okey" o "ejem" porque suenan poco comprometidas. ¿La penalización? Quien rompa las reglas, debe comprarle al otro lo que quiera a final de mes. Literalmente, el amor tiene precio.
Y en España? ¿Esto también es normal?
Aunque aquí no se firmen contratos con cláusulas sobre videojuegos o palabras prohibidas, sí hay un patrón claro: cada vez más parejas prefieren separar sus patrimonios desde el principio.
Según datos del Consejo General del Notariado referidos al año 2024, de los 67.694 acuerdos firmados antes o después de la boda para establecer el régimen económico del matrimonio, el 92,8% eligió la separación de bienes y solo el 4,3% optó por gananciales. El resto fueron acuerdos mixtos o directamente ninguno. Eso sí, en algunas comunidades como Cataluña o Baleares, la separación de bienes se aplica automáticamente si no se pacta otra cosa.