Una gran yincana
Del acuerdo político al cambio legal: la hoja de ruta para una financiación singular en Cataluña
El contexto Con la primera reunión prevista este lunes en Barcelona, Cataluña y el Gobierno inician un proceso decisivo que no solo busca un nuevo modelo fiscal, sino que puede condicionar los equilibrios parlamentarios, las alianzas del Ejecutivo y las relaciones entre territorios.

El lunes al mediodía arranca en el Palau de la Generalitat una negociación clave entre el Gobierno y la Generalitat. ¿El objetivo? Negociar un nuevo modelo de financiación exclusivo para Cataluña. No estarán ni Pedro Sánchez ni Salvador Illa, pero lo que se decida puede marcar el futuro político del país.
Lo que quiere Cataluña es claro: recaudar todos los impuestos y, después, dar una parte al Estado. La pregunta es cómo se decide esa parte: ¿con criterios técnicos? ¿O según intereses políticos? ¿Quién lo gestionará: la Agencia Tributaria estatal o una catalana reforzada? Todo esto está por decidir y será el centro de una negociación que, si sale bien, puede cambiarlo todo.
El camino que viene: muchas fases, muchas dudas
Este primer paso es solo el comienzo. Si hay acuerdo, deberá pasar por el Consejo de Política Fiscal y Financiera, donde están representadas todas las comunidades y el Gobierno. Para aprobarlo se necesitan 20 votos: el Gobierno tiene 19 y Cataluña uno. Con esos ya basta. Aunque el resto de comunidades, incluso algunas gobernadas por el PSOE como Asturias o Castilla-La Mancha, voten en contra, el acuerdo puede salir adelante.
Y ahí empezarán los problemas: porque muchas comunidades verán injusto que Cataluña tenga un trato diferente, y puede abrirse una nueva batalla territorial.
Después: Congreso y cuentas
Una vez aprobado por las autonomías, el acuerdo tiene que pasar por el Congreso, porque implica cambios en la ley de financiación autonómica. Se necesitan 176 votos. El PSOE necesitará el apoyo de Junts, Esquerra, Bildu, PNVy también de todos los diputados de Sumar.
Pero en Sumar hay partidos de distintas comunidades (Madrid, Aragón, Valencia, Baleares…) que podrían no estar dispuestos a apoyar una financiación especial para Cataluña sin recibir algo a cambio para sus territorios. Así que para que esto avance, habrá que repartir más.
¿Cuánto tiempo puede tardar todo?
Si no hay sorpresas y se va rápido, el nuevo modelo podría aprobarse en unos meses. Pero ponerlo en marcha llevará más: traspasos de competencias, adaptar organismos, reforzar equipos...Y todo con una condición clave: si no hay elecciones generales antes.
Porque si se convoca una nueva cita electoral y el proceso no está cerrado, puede que haya que empezar de cero. Si el PSOE sigue en el poder, podría retomarse. Si gana el PP, probablemente se acabó.
No solo es dinero
Esta negociación es mucho más que una cuestión de impuestos. Se cruzan muchos intereses: los equilibrios del Gobierno con sus socios, la posición política de la ministra Montero —que además es candidata en Andalucía—, las tensiones entre Junts y Esquerra, y el enfado que ya empieza a crecer en otras comunidades.
Lo que está en juego no es solo cuánto dinero se queda Cataluña. Es el modelo territorial del país. Y que este acuerdo salga adelante puede ser clave para que el Gobierno se mantenga en pie.