El 8 de mayo de 1945 marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa con la rendición de la Alemania nazi. Sin embargo, para muchos, la lucha continuaba en otras partes del mundo. Mientras que los ojos del mundo estaban puestos en Europa, en el Pacífico, Japón seguía resistiendo, llevando a Estados Unidos a tomar medidas drásticas con el uso de bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki en agosto del mismo año.

Pero incluso después de la rendición alemana, algunos miembros de la maquinaria bélica nazi se encontraban perdidos en alta mar. Un submarino nazi apareció en las costas de Argentina, en el puerto de Mar de Plata, el 17 de agosto, tres meses después, mientras que una unidad alemana en el Ártico tuvo que esperar hasta septiembre para rendirse.

Se rindieron el 3 de septiembre, cuatro meses después de la rendición de la Alemania nazi, allí estaban estudiando la metrología para el ejército nazi y por radio se enteraron del suicidio de Hitler y que todo había terminado. Nadie fue a buscarlos y les rescató un barco noruego que cazaba focas, a ellos les entregaron sus armas.

Incluso en Europa, la paz no llegó instantáneamente. La Batalla de Odzak en Bosnia y Herzegovina ocurrió 16 días después del cese de hostilidades en Europa, mostrando la persistencia de la violencia incluso después del anuncio oficial del fin de la guerra.

Además, historias menos conocidas, como la del Ejército Insurgente Ucraniano, una organización militar clandestina, que en Ucrania, luchó contra polacos, nazis y soviéticos durante años, incluso décadas, asesinando a más de 35.000 civiles, judíos y polacos.