Rocío tiene 36 años y es operadora de cámara. Se define como una mujer sincera y empática, hecho que muestra desde el primer momento: "Mi mayor miedo es mi estado físico, que por él no pueda desarrollar mi trabajo bien".

En su empleo tras los objetivos ha vivido alguna que otra experiencia extrema, que cuenta todavía con el recuerdo en mente: "Haciendo un documental en Australia estuve unos diez días en el desierto con lo puesto, comiendo poco, bebiendo poco y sin ducharme", relata.

Esta sevillana tiene claro lo que busca con su experiencia en La Isla: "Quiero demostrarme a mí misma que físicamente puedo con algo tan extremo", explica. También sabe lo que puede aportar al resto de aventureras: “Sobre todo, sinceridad, soy muy sincera. También compañerismo, empatizo bastante con las personas. Me preocupo más por los demás que por mí misma”.

Cuando le preguntan dónde está su límite, se echa a reír con cierto temor: "No lo sé… todavía no lo he descubierto. De momento no lo he visto, pero espero que mi límite esté lejos", zanja.