De los aproximadamente 2.000 humedales que hay en nuestro país, solo el 12% está en buen estado de conservación. El resto, podría estar en peligro. "El problema de estos humedales es que durante décadas se ha sobreexplotado el agua de sus acuíferos para usarla, principalmente en regadíos", cuenta Emilio Doménech en Gabinete de Crisis. "Se han construido pozos en el entorno para regar campos agrícolas, que se han multiplicado de forma descontrolada y, por si fuera poco, se han excavado pozos ilegales".

Uno de los principales humedales de España, ubicado en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (Ciudad Real), está en peligro. Hasta allí se desplaza el periodista para comprobar sobre el terreno su situación actual. El primer vistazo es completamente desolador. El presentador no puede evitar fijarse en un cartel, que en la circunstancia en la que se encuentran, no puede ser más irónico. "Embarcadero, pero no veo ni cruceros, ni barcas... y agua tampoco. ¿Dónde está el agua?", le pregunta a Salvador Sánchez-Carrillo, investigador del CSIC, con quien acaba de encontrarse en este punto.

"Está en otro sector de la economía, pero en la naturaleza, ya puedes ver que, siendo uno de los humedales de España, está completamente seco", denuncia el científico. "Se ha desecado y utilizado para agricultura y canalizado y drenado para otros aprovechamientos por encima de sus posibilidades para regadío en la comarca, que fue la solución económica a corto plazo que se pensó en aquellos momentos", explica. La sequía azotaba con fuerza a la comarca y la situación llegó al límite en 2009. "Se produjeron incendios de turba en todo el humedal". El incendio vino desde abajo.

"Hemos pasado de que brote agua a que brote fuego", resume Doménech. "Brota fuego y encima tenemos que gastar agua de fuera para poder apagar ese fuego", corrobora el investigador. "Esto se tuvo que hacer en el año 2009, cuando se terminó de construir la tubería manchega. Se dice que es una tubería que está pensada solamente para el agua potable y que no tiene sentido utilizarla aquí. Es una decisión política, como muchas otras, que acaban perjudicando al ecosistema".

La única solución restante, indica, es "traer agua para mantener una superficie mínima encharcada". Sin embargo, lo que hay que atajar a su parecer es el principal problema: la extracción de agua desde pozos ilegales