Desde el exterior del centro logístico de Amazon en San Fernando de Henares, en Madrid, se puede apreciar la magnitud de las devoluciones que se hacen en España. En las instalaciones de 75.000 metros cuadrados el trasiego de camiones es incesante. "Pueden entrar ocho o diez camiones cada hora", revela un camionero.

El tráfico no para las 24 horas del día. Un trabajador explica que llevan mercancía, pero que desconocen el contenido: "No sabemos qué es en realidad, es la política de la empresa. Ponen el precinto y ya no se puede abrir".

Equipo de Investigación consigue hablar con otro transportista, aunque se muestra temeroso: "Llevo currando como camionero para Amazon tres años. Si Amazon me pilla que estoy contando esto, no me dejará volver a entrar".

Sobre las devoluciones, afirma que las hay todos los días: "Yo llevo solo unas 300 o 400 cajas de devoluciones diarias. Imagínate a nivel nacional".

A pesar de que él no puede ver qué productos son los que más se devuelven, sostiene que cuando son televisiones sí se dan cuenta: "Se nota por las dimensiones".

Un trabajador de Amazon graba dentro de sus naves y las imágenes alertan a un grupo ecologista.

"Las imágenes de un trabajador de Reino Unido indican cómo productos que han sido devueltos están clasificados para ser destruidos. Son productos que se encuentran en buenas condiciones y podrían ser revendidos", denuncia Celia Ojeda, de Greenpeace.

"Tenemos confirmación de que también ocurre en Alemania. Hay imágenes aéreas donde se observa cómo hay clasificados diferentes productos que están tirando [...] Activistas de Greenpeace entraron en los almacenes y vieron cómo estaban ordenados los materiales por ropa, móviles, lavadoras... cualquier tipo de producto devuelto, en buenas condiciones, llevado a vertederos para ser destruido", añade Ojeda.

Al respecto, explica que "hay datos de Alemania que apuntan que el 30% de las devoluciones son destruidas, cantidad equivalente a 220.000 productos al día. Podría darse la posibilidad de que esto estuviera ocurriendo en España".

Desde Greenpeace sostienen que "Francia denunció esta práctica y estableció una ley nacional con la que iba a multar a todas las empresas que siguieran este ejemplo". Además, subrayan que "en España, la ley de suelos contaminados tiene un artículo que indica que las empresas no pueden deshacerse de productos nuevos que proceden de devoluciones, sobre todo, no pueden tirarlos a vertederos o incinerarlos".