Rosa Fernández-Cervera afirma que una pista que podría dar la vuelta al caso vendría de la que era la expareja de su hermana Débora, que en su día les dijo que "con el despiste se había dejado una caja de langostinos en el coche en un parking público y que, al parecer, el vigilante le llamó la atención el fuerte olor que desprendía su coche", cuenta Fernández-Cervera.
Llamamos a los antiguos propietarios del garaje, pero no nos facilitan datos de los que eran empleados.
La hermana de Déborah asegura que no se llegó a inspeccionar el vehículo del que era su expareja. "Simplemente le preguntaron qué había pasado y él contó que se le había descongelado una caja de langostinos", explica Rosa Fernández-Cervera.
"Te puedes imaginar que cuando una persona aparece en el sumario más de 400 veces, algún peso tendrá", dice Fernández-Cervera, refiriéndose al joven que había estado saliendo con su hermana.
Buscamos al hombre sobre el que recae la investigación del sumario: el exnovio de Déborah. Hoy tiene 47 años y sigue al frente de su empresa de marisco.
Al pedirle que nos aclare algunas contradicciones que aparecen en el sumario, como el que dijeran que su coche "olía a muerto" su respuesta es: "Conmigo no tienes nada que aclarar". "No es que sea ni porque no quiera, ni porque prescriba o no prescriba. Yo soy el primer interesado como lo hemos sido siempre toda la familia y todos los amigos", asegura. El hombre aclara que en el momento de la muerte de Déborah, no era su novio, sino su "exnovio" y que le "tomaron muchas declaraciones".
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