Acompañado de Ricardo Serena, colaborador de una ONG, y Alba Amoo-Gottfried, productora local y guía de esta entrega de 'Enviado especial' rodada en Ghana, Jalis de la Serna llega hasta un poblado de pescadores. A escasos metros se encuentra el escalofriante mar que deja de piedra al periodista. "No quiero ni pensar en qué condiciones está el pescado que sale de aquí", reflexiona incluso antes de ver la playa.

Están en James Town, Acra. Jalis no puede creerse lo que ve allí. "Bueno, esto es impresionante". El alcantarillado de Acra, la ciudad que acoge el mercadillo de ropa de segunda mano más grande de toda África Occidental, desagua en la desembocadura del río, en el Atlántico. "No hay un centímetro de arena".

Pantalones, camisetas, zapatos, chanclas, componen este "escenario apocalíptico", con montañas y montañas de ropa, o lo que queda de ellas. "Y debajo de la arena hay más", advierte Serena. "Prendas que la gente haya depositado en un contenedor de Madrid, Valencia o Barcelona o de cualquier ciudad de España, pensando que van a ser reutilizadas en la parroquia de un barrio próximo... yo creo que nadie somos conscientes de hasta qué punto, detrás de estos contenedores de ropa y creyendo que estamos haciendo el bien, estamos realmente contribuyendo a esto", lamenta.

No es una playa, es un vertedero. "Sabíamos que los plásticos son materiales muy duraderos y que si no se tratan bien como residuo pueden acabar en el mar, pero yo por lo menos no era consciente de que la ropa son los nuevos plásticos".

Ricardo, que cada semana va a limpiar la playa con su ONG, califica esta misión como "descorazonadora". "Es una batalla perdida. La idea es concienciar y sensibilizar al público desde abajo". Pero esta catástrofe no se limita a esta zona del litoral. "Todas las playas a lo largo de la ciudad están muy parecidas".

Un tsunamidedesechostextiles que da la medida del desastre.