La principal queja es en el caso de "facturas que no pasan por el control que tiene que tener un operario que vaya a leer el contador". A lo mejor pasan hasta 12 meses sin que se produzca una lectura real. El problema llega luego cuando nos dicen que debemos una gran cantidad de dinero porque no habían pasado a leer.

Hay casos de falsificación de contratos y nos encontramos con que somos clientes de compañías de las que ni habíamos oído hablar en la vida. También nos damos de alta con empresas atraídos por descuentos que acaban saliendo caros.

Otro problema es que no estamos familiarizados con el consumo de kilowatios o kilowatios hora, al contrario de lo que sí sucede en el sector de las telecomunicaciones. Todos hablamos de minutos, tarifas planas o bonos en los casos de la factura del teléfono. No ocurre así con la electricidad.