David, el trabajador encargado del mantenimiento de las grúas en Grúas Barragán, se enfrentó en este programa a las duras críticas de su jefe, quien había compartido con él una jornada de trabajo durante su infiltración. "Ahora entiendo algunas quejas que había recibido", lamentaba Ismael Calahorro cuando por fin se vieron cara a cara, sin falsas identidades bajo las que ocultarse. "Estuve a punto de revelar mi identidad para salvaguardar la integridad de la máquina", aseguraba.

"Te presento este gran invento: los guantes", le recriminaba con cierta sorna. David no había utilizado de manera correcta la maquinaria y no se puso en ningún momento los guantes obligatorios por el protocolo de actuación de la empresa. "Sinceramente, no puedo pasar por alto todas estas incidencias", destacaba el director financiero de la empresa.

Pero las virtudes del trabajador pesaban más que los errores que cometió. "Eres un gran compañero. Me has hecho sentir muy cómodo. En todo momento has estado pendiente de mí", un detalle que decía mucho de él y más teniendo en cuenta que era el día de su cumpleaños y que él lo estaba celebrando solo, comiendo en la sala lejos de su familia. David no podía volver a casa para almorzar debido al alto precio de la gasolina.

"Grúas Barragán ha tomado la decisión de ayudarte con el gasto en combustible para que puedas ir a comer a casa y compartir este momento con tu familia. Así no vas a tener que volver a pasar un cumpleaños solo", anunciaba Calahorro, que tenía una sorpresa más para él: un viaje a República Dominicana para él, su hijo y su nieto, con el fin de que el pequeño conozca por fin a su bisabuela.

(*) Desde laSexta.com estamos recuperando los mejores momentos de la hemeroteca de El Jefe Infiltrado.