En muchas ocasiones los jefes terminan tan sorprendidos por sus cambios que no quieren ni mirarse al espejo. El Jefe Infiltrado de Palibex no se muestra contento con su nueva imagen: "Dios mío que pintas, no me reconozco".
Tampoco está de acuerdo con su transformación el gerente adjunto de la empresa de Limpieza Las Nieves, el cual se sorprende al descubrir su cambio: "Tengo la pinta que siempre he odiado, tengo pinta de ser lo peorcito del barrio".
Pero más allá de que los jefes no se sientan cómodos con sus transformaciones, algunos sienten incluso desprecio con los cambios a los que les somete el programa. El director de Marketing y Comunicación del grupo 'La Mafia' expresa su disconformidad: "Madre mía, qué asco de cambio de look".
Conseguir que los empleados no reconozcan la verdadera identidad de su jefe, es una de las labores fundamentales del programa y a veces consiguen incluso hacer "magia". Cristina Gabilondo, la consejera directiva de Gipuzkoa Basket, no puede reprimir su emoción: "¡Pero si me he quitado diez años de encima!".
Las comparaciones también han estado muy presentes a lo largo del programa. El director general de Grupo Garrido, Carlos Garrido, tiene claro en quién se han inspirado para su cambio: "Parezco un 'Ramones'".
Y si Carlos se siente un "Ramones", Alberto Zapiaín, director de expansión de las Peluquerías Low Cost, se ve más cerca de la playa: "Voy de 'surferillo', lo único que me falta es la tabla".
Pero las comparaciones van más allá y Luis Ángel, director general de Bioparc, sufre un cambio de look tan diferente que se compara con uno de los líderes políticos de Podemos: "¿Con coleta? Voy a ser un Pablo Iglesias".
Algunos de lo participantes se preocupan incluso por si el nuevo aspecto gustará a sus parejas como Julio Pinto, el director de Operaciones del grupo 'Matarromera', que se muestra nervioso por el color de su pelo: "A mi mujer no le gustan los rubios. Creo que no le voy a gustar así".
El equipo de caracterización de El Jefe Infiltrado analiza en profundidad la mejor manera de realizar un cambio de look. Marisa Camacho, la consejera delegada de Tipsa, se asusta al verse en el espejo: "Quiero matar a la estilista. Por favor, que me la traigan".
Pero además de el aspecto físico, la ropa también ayuda a que nadie conozca la verdadera identidad de los jefes. La directora general de Operaciones de Lizarrán, Elvira Durand, se baja de sus tacones para convertirse en otra mujer y el resultado no es el esperado: "Me he visto en el espejo y me siento como Betty, la fea".
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