"Estoy peleando por un puesto de trabajo aquí en España. Con tu ayuda, a ver si lo consigo", dice Dado Lima, el jefe infiltrado de Toro Burger, para mantener ante su joven empleada su coartada y su falsa identidad. El CEO de la cadena de hamburgueserías gourmet está ya en su tercer día de infiltración y ha llegado el momento de viajar hasta Getafe para conocer a una de sus empleadas.

Lara, la encargada del local, le pregunta si tiene experiencia en hostelería. Ante la respuesta de su 'aprendiz', que afirma no tener ni idea, Lara se muestra muy amable. "Si tienes un poco de don de gentes, carisma y te gusta trabajar, se te va a dar bien", le dice. Sin embargo, cuando 'Marcos' no está, su opinión cambia drásticamente. "Va a estar más perdido que un pulpo en un garaje", asegura ante la cámara en su entrevista personal.

La trabajadora pide a su aprendiz que corte limones y es ahí cuando descubre que están congelados. "Luego me dicen que soy un ogro, pero claro, es normal que me enfade", se queja. A pesar de su juventud, Lara parece una encargada con las cosas bastante claras y que tiene todo controlado.

Sin embargo, 'Marcos' encuentra varios cubos de agua sucia desperdigados por todo el local. "Cuando encuentre al culpable, ruedan cabezas", amenaza. Así es como comprueba el jefe que la seguridad de su encargada es más ficticia que real y que no duda en echar balones fuera. "Todo lo que estás viendo ahora se debería hacer por la noche", se disculpa.

"Buscaremos al responsable. Te voy a dar la libertad de que digas 'yo lo he visto, tenéis culpa por haberlo hecho', para que aprendas tú también del fallo y no lo cometas", le dice a 'Marcos'. "O sea, que yo ya me estreno aquí como el chivato', responde, poco convencido con su nueva función.