Ya podemos decir definitivamente adiós al frío, a los abrigos y a los jerséis de lana. Llega el verano sí, pero ¿se sienten igual los 35ºC en un barrio rico que en un barrio obrero? Para comprobarlo, Thais Villas sale a la calle a entrevistar a vecinos de barrios diferentes.

Una mujer explica que, para combatir el calor, además de disponer de aire acondicionado, tiene "un porche maravilloso" y "se va a la piscina". Otro hombre sigue la misma táctica: "Combato el color con aire acondicionado, tengo en todas las habitaciones menos en la cocina y el porche".

En el otro lado de la historia están aquellos a los que el ajustado presupuesto no les permite instalar aires acondicionados: "Pongo el ventilador porque no tengo aire acondicionado, el presupuesto no llega para eso", explica una mujer. Otra señora cuenta que abre "las ventanas de par en par" y por las noches, se refresca "con agua en un pulverizador" o llenando su bañera: "entro y salgo", comenta.

Además de los aires acondicionados y ventiladores, las piscinas también son un buen lugar en el que refugiarse cuando las temperaturas ascienden. Algunos disponen de una particular en sus casas: "Tengo una piscina pequeñita, de unos 24 metros cuadrados", explica un hombre. Otra mujer argumenta que tiene "la suerte de que puedo ir a la piscina, en la comunidad tengo una".

Sin embargo, no todos tienen esa suerte: "Esto es Vallecas, poca gente tiene piscina aquí. Yo voy gratis a la pública porque soy parada", explica una señora. Otra recuerda: "Hace mucho que no voy a la piscina, estoy trabajando y no tengo tiempo".

Por último, ¿a dónde se van de viaje unos y otros? En el barrio obrero, una mujer explica que se va con su madre a Castellón: "Me paga ella el viaje", argumenta. Otros disponen de una segunda residencia: "En el norte de España es donde mejor se vive, tengo una propiedad", cuenta un entrevistado. Otra dice que tiene "un adosado en Toledo, con tres plantas, buhardilla, suelo climatizado".

Otros momentos destacados

Con la llegada de la Navidad, la intrépida reportera Thais Villas también anduvo entre un barrio rico y un barrio obrero preguntando a los viandantes cómo celebraban las fiestas. Comprobó que los presupuestos para decoraciones y comidas eran muy distintos: algunos contaban con una pensión de 600 euros para todo el mes, y otros con 2.300 euros para gastar en regalos.

En otra ocasión Thais Villas saber qué clase de deporte hacían en un barrio rico y en un barrio obrero. "Hago una ruta de supermercados para ver dónde está todo más barato", confesó una mujer.