El Gran Wyoming confiesa que, aunque le guste el fútbol, cada vez odia más todo lo que le rodea, como "el fanatismo, el despilfarro absurdo y la afición a trincar de muchos de sus dirigentes", dice. Pero destaca que de las lacras que tiene el fútbol, una de las peores es el racismo.

El presentador de El Intermedio explica que, en los últimos días, hemos tenido ejemplos como los insultos al defensa argentino del Sevilla F.C. Marcos Acuña, que han provocado el cierre parcial del estadio del Getafe, o los que recibió el portero del Rayo Majadahonda, Cheikh Sarr, que se ha saldado con el cierre de dos partidos del estadio del Sestao, pero también con una sanción de dos partidos al propio guardameta por encararse con los aficionados que le lanzaban insultos racistas.

"La víctima ha sido sancionada por no aguantar estoicamente que le llamaran mono de mierda, que es como si te apuñalan por la calle y encima te sancionan por poner perdido de sangre el cuchillo", señala Wyoming, que celebra que se hagan campañas contra el racismo y que se tomen medidas contra los aficionados más ultras, pero plantea que, probablemente, para acabar con el racismo, habría que empezar por algo más básico, "no culpabilizar a la víctima". "El fútbol es un deporte de once contra once en el que al final los racistas se salen con la suya", lamenta.