Andrea Ropero entrevista a Tamara Contreras del Pino, una médica intensivista que se ha convertido en la cara visible de las reivindicaciones de su sector sobre las guardias médicas de 24 horas. En el vídeo sobre estas líneas explica que algunas de ellas son "interminables, sin parar literalmente, de no comer, no poder ir al baño y mucho menos poder descansar", mientras otras "son más llevaderas".
"Lo que no cambia es que tu entras a las 8 de la mañana en el hospital y tienes que pensar que hasta el día siguiente a las 9 y media o incluso más, no vuelves a tu casa", apunta Tamara, que asegura que esta cuestión es "difícil" hasta el punto de "querer dejarlo". "Si dormimos un ratito después de 18 horas, te llaman y hay una para cardíaca y tienes que actuar en segundos", comenta la médica, que añade que "lo conseguimos, pero a un coste muy alto". En este sentido, destaca la cantidad de bajas por "burnout, depresión o ansiedad" de los profesionales.
En caso, asegura que la falta de descanso le lleva a "estar más lenta y tardar más en darte cuenta de algo": "Un electro a las 10 de la mañana lo miro y te digo qué es y a las 3 lo miro y lo miro otra vez, no me fío de mi". También recuerda una guardia muy dura en la que estabilizó a una víctima muy grave de accidente de tráfico y al día siguiente, al llegar a casa, "tienes la satisfacción de que ha salido adelante, pero no tienes ganas de vivir".
A los médicos que defienden las guardias de 24 horas, Tamara les responde que "no nos merecemos tener que hacer 24 horas para tener el sueldo que nos merecemos". A propósito de esto, explica que los "primeros números del MIR hablan de hacer especialidades sin guardias". "Residentes de cardiología hacen un año de guardias y se vuelven a presentar al MIR para hacer otra especialidad", afirma. Por ello, advierte de que si no se actúa "especialidades como intensivista, urgencias, anestesia, ¿dentro de diez años no vamos a tenerlas?".
La experta reclama explorar modelos de otros países donde ya se regulan las guardias "con una ratio menor que la nuestra de médico por habitante" y marca el objetivo en las 12 horas. Sin embargo, es consciente de que "tiene que haber una transición": "Si conseguimos hacer 17, maravilloso", apunta Tamara, que también pide un movimiento social para "recaptar" a los profesionales que se van a otros países o a la sanidad privada. "Soy y seré paciente y quiero un médico fresco, despierto, descansado y feliz con su profesión", sentencia.
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