Guillermo Fesser, periodista corresponsal en Estados Unidos, ha seguido de cerca todo lo relativo al ingreso hospitalario de Donald Trump a causa del coronavirus. El Intermedio ha conectado con él para conocer la última hora.
Asegura que "la desinformación es completa" y que se siente como los fontaneros pues "los periodistas vivimos de filtraciones". "La Casa Blanca no va a reconocer que el contagio de Trump es responsabilidad completa de cómo ha gestionado él caóticamente la pandemia y solo recibimos soplones", añade.
Así, recopila lo que sí se sabe sobre la salud y el estado del mandatario estadounidense: que tiene sobrepeso, pesa110 kilos, y 74 años que es una edad de riesgo. También, que le han suministrado dexametasona, corticoides que se dan cuando tienes la enfermedad en un episodio grave, aunque él dice que se encuentra bien.
Además, lleva cinco días con un tratamiento con remdesivir, ha tenido dos bajadas de oxigeno en sangre y está probando un cóctel de anticuerpos experimental que "se toma encantado" además de las pastillas habituales de zinc, vitamina D, melatonina y aspirina.
El periodista revela además que Trump se pasa la mayor parte del tiempo viendo la televisión y que "se agobia y se cabrea cada vez que le llaman gordo". Por el contrario, se emociona cada vez que ve a los seguidores, que cree que nunca en la vida de ningún presidente han mostrado más entusiasmo. Es precisamente eso lo que le motivó asalir a dar una vuelta en coche, poniendo en riesgo al personal del Servicio Secreto.
Lo cierto es que el contagio se ha producido a menos de un mes para las elecciones presidenciales. Esto, cree Fesser, es una mala noticia porque va en contra de su negacionismo de la pandemia y ha dicho que solo la contrae la gente débil.
A esto se suma que "estados cruciales para la campaña están machacados por el coronavirus, y que se ha sembrado la duda con los contagios".
Tampoco le favorece, en una campaña que se basa en su personaje y no en sus ideas, que Trump no pueda participar estos días en los mítines.
Por último, el periodista explica que "la incertidumbre hace que la gente se esté armando". "Esto está creando un agobio interior en las personas que no es nada bueno", ha reconocido.
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