Tomás Plaza lleva once meses viviendo en una residencia de ancianos junto a su mujer. Junto a sus hijos, decidió que esta era la mejor solución después de darse cuenta que ya no podía satisfacer las necesidades de su mujer, que no se vale por sí misma: "Le cambiaba todo y se me hacía imposible, no llegaba a tanto y no podía más".
El hombre cuenta a Andrea Ropero en este vídeo de El Intermedio las nefastas condiciones en las que viven en el centro: "Que no se equivoque nadie, sabemos que venimos aquí a morir, entonces, qué tristeza ver que no vienes a morir sino a que te maltraten constantemente porque no hay personal que te cuide ni te dan de comer". Lo que más me duele es lo que sufre mi mujer, que no puede defenderse", afirma Tomás Plaza, que explica que él siempre intenta llevarle cosas para que coma. "Joder, no tenéis ni idea, coño", cuenta Tomás Plaza, que se derrumba al acordarse de la situación de su mujer en la residencia: "Esto es así y esto me jode (emocionarse) porque luego parece que soy ñoño, pero no lo soy nada".
"Hay mucha gente que no tiene voz para quejarse y las quejas que escriben los familiares se tiran a la papelera", cuenta Tomás, que relata cómo, por ejemplo, un día su mujer se hizo caca encima y, aunque él avisó rápidamente, tardaron más de una hora en cambiarla: "A la hora y cuarto y después de enfadarme mucho y bajar a buscar a la médica de turno, no subió la auxiliar a cambiarla". "Le dije, ¿por qué no has venido? ¿te parece bonito que esté llena de caca una hora y cuarto? ¡es una vergüenza!", recuerda Tomás, que cuenta más detalles sobre las malas condiciones en las que viven los ancianos en el centro en el vídeo principal de esta noticia.
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