A pesar de haber sido víctima de insultos raciales y de acoso escolar, Ana Peleteiro considera que nadie le debe una disculpa, porque ella se defendió con uñas y dientes en su momento. Esto es lo que reflexiona la atleta mientras pasea por su antiguo instituto acompañada de Albert Espinosa.

"Me castigaron, no me llegaron a expulsar, pero estuve al límite. Era un poco macarrilla", reconoce justo antes de reencontrarse con una antigua profesora y la orientadora del centro, por la que, reconoce, no se dejó orientar demasiado. "Yo estaba hasta el moño y entiendo que ellos estuvieran hasta el moño de mí, porque estaba aquí todas las semanas", reconoce Peleteiro.

La deportista recuerda una pelea "a puñetazos" que tuvo en ese mismo despacho, en presencia de quienes hoy la acompañan. "Fue una chavala, que nos estábamos picando, y luego cogió y me atacó delante de los mayores, que eran los de los ciclos, para dejarme en ridículo. Luego, vino a pedirme disculpas y no hubo perdón", cuenta ella misma.

"Yo estaba así un poco perdida. Bueno, no perdida, pero a la defensiva. Tuve suerte de no meterme en cosas chungas, porque con mi carácter en el instituto podría haber sido lo que soy o dejar el atletismo y meterme en cosas...", cuenta. Algo a destacar para la orientadora del centro es que, a pesar de que ella estuviera al límite, su familia siempre "estaba detrás". "Ella me hablaba muchas veces de su abuela", recuerda.