Ana Peleteiro y Albert Espinosa se encuentran en las puertas del que fue el primer colegio de la atleta, que ella encuentra muy cambiado. Tras hacerle los regalos de rigor (la mochila, el llavero y la carpeta forrada con ídolos de su infancia), el presentador de El camino a casa y ella mantienen una conversación. Espinosa quiere saber cómo era Peleteiro cuando era pequeña y para ello, empiezan por el principio de su historia: la adopción.

"A mí me abandonaron. Entonces, eso te crea... Separarte de tu madre al nacer... Por lo que yo sé, que es poco, mi madre dio a luz y me dejó en Menores", cuenta, aunque asegura que para ella no ha sido algo que haya marcado su vida. "La adopción siempre ha sido algo que he sabido. Nunca se me ha escondido. O sea, solo hay que verme. Mis padres son blancos y yo soy negra", explica.

La atleta siempre ha sido muy curiosa, también durante su infancia, por eso, preguntaba acerca de sus orígenes y sus padres biológicos. "Siempre que lo pregunté, se me habló con naturalidad. Entonces, no tengo dolor", reflexiona. Peleteiro recuerda una frase que siempre le dice su madre adoptiva. "Para mí, el día que te cogí en brazos, fue como si te hubiese tenido en la barriga nueve meses". Unas palabras que adquieren aún más importancia ahora para ella, embarazada de 32 semanas en el momento de la grabación del programa.

"Creo que si a día de hoy tengo la personalidad que tengo, a lo mejor es por eso, tanto para bien como para mal", reconoce. Sus padres llevaban nueve años esperando poder tener hijos por el sistema de adopción. "Llamaron a una familia antes que a ellos. No me quisieron porque les dijeron que no era blanquita del todo", narra.

Ella nunca ha buscado a sus padres biológicos porque asegura sentirse "completa y plena" con su familia. "Nunca más me han hecho de menos, sino todo lo contrario. Siempre he sido la de más, la niñita, la morenita monísima con sus chichitos, la más pequeña,

la favorita de mis abuelos. Aunque mis primos...", bromea. En Ribeira, su pueblo, no hay negros, cuenta. "Entonces, caes en gracia. Soy maja desde que nací", dice con una sonrisa.