Ahora que conocemos a Alberte Gutiérrez, sabemos perfectamente que lleva su cocina y su restaurante hasta el extremo de lo personal. Quizá por ello se ofende tanto con las críticas que sus compañeros y rivales en Batalla de restaurantes le hacen al estudiar su local y probar su menú.

Almeja fina extra, pulpo de la Ría a la brasa, berberechos de la Ría de Noia y tuétano de vaca a la grasa con navajas a la brasa y un fondo de carne son los primeros platos en ser probados... y algunos de ellos no son del gusto de los comensales. "Está bien cocido el pulpo, pero igual el nombre, el precio y los medios te invitan a pensar en algo sublime y que te va a hacer chiribitas... y es un pulpo", cuenta Omar, de La Central Gastro. "Hay una descoordinación de lo que anuncia con lo que luego te encuentras en el plato", se queja.

Al probar los berberechos y las navajas, se desatan las críticas, pero Claudia, de Casa Luisa, se erige como defensora de Alberte en su ausencia. "Yo creo que están jugando desde el minuto uno", se queja ante las cámaras.

Bogavante a la brasa con guiso de pata de ternera, salmonete salvaje con verduritas salteadas, lubina salvaje de la lonja de La Guardia a la brasa y sargo a la brasa con faba fresca. Aunque todo suene delicioso, no les parece así a los hosteleros. "El sargo está plano, tiene poco sabor", "la lubina está un poquito plana, sosita", "se hace empalagoso en boca", son algunas de las críticas.

El chef se enfrenta a Claudia, la primera que le dice a la cara lo que acaba de decir cuando él no estaba. "Ahí discrepo, la verdad. No me lo creo", responde con una sonrisa congelada en la cara. Omar asegura que el pescado está soso y que le nota "un amargor al final algo desagradable". "Pues me has quedado con rabia por dentro", responde Alberte, comedido.

Ante las cámaras, cuando está solo, el chef se desahoga a gusto. "Han venido a jugar, ahora me he dado cuenta. No tiene sentido ninguno. No hay por donde cogerlo. (...) Me da mucha impotencia y mucha rabia. Van a hacer el mal por hacer el mal".

En la mesa, Alberto Chicote mete el dedo en la llaga. "Noto que la sensación en la mesa ahora mismo es como de, 'qué bajona'".Todos esperaban más y han salido decepcionados.