En ‘Tu cara me aterra’, ‘Alguien tenía que decirlo’ analizan las operaciones estéticas que más que mejorar, han empeorado a los famosos.

Nikki Cox se puso dos chistorras en la boca y ahora es Lara Dibildos.

Rupert Everett se convirtió en un muñeco de cera, concretamente en el de Glenn Close.

Gema Ruíz ya no tiene nariz ni alegría ni ‘ná’.

Priscilla Presley decidió plastificarse. Ha pasado de ser un mito sexual a ser el muñeco de Chucky.

Sylvester Stallone se ha convertido en una abuelita que no asusta a nadie. De hecho, es que con tanto colorete ya no recuerda a Rambo sino a Heidi.