La vendimia es muy especial. La uva tiene que estar congelada para poder elaborar el vino, y se recoge en el momento en el que más frío hace, entre -6ºC y -8º C .

Se eligen las uvas que han llegado en plenas condiciones y que llevan desde agosto en la cepa envueltas en bolsas de papel. Estas bolsas las protegen de las picaduras de abejas e insectos, y de los rayos del sol, haciendo que maduren mejor.

Además, utilizan los halcones para ahuyentar a pájaros y conejos, evitando los productos químicos y siendo respetuosos con el medio ambiente.

Cuando se recoge la uva congelada se echa en la prensa para aplastar la uva y que suelte el jugo. Un proceso que dura tres meses. El resultado es un vino muy dulce con una acidez muy alta y con una gran amalgama de sabores.