La de este fin de semana podría ser la mayor tragedia en el Mediterráneo en 20 años. Los conflictos en Oriente Medio, con los terroristas yihadistas aprovechando el caos y familias enteras huyendo de países como Irak, Siria o Libia, la pobreza en el cuerno de África y el corazón de Asia, y unas mafias cada vez más organizadas, han hecho que la presión migratoria sobre Europa se triplique en un año.
Más de 57.000 inmigrantes irregulares han llegado hasta el viejo continente sólo en el primer trimestre de 2015. La principal vía de entrada son los Balcanes. Migrantes de origen sirio o iraquí, pero también paquistaníes o bangladeshíes, pagan hasta 2.000 euros cada uno a los "coyotes" por pasar desde Macedonia, Serbia o Albania hacia países europeos más prósperos.
La frontera terrestre entre Grecia y Turquía es la segunda gran puerta de acceso. Tanto, que la UE se plantea pagar a Túnez y Egipto para que sean ellos quienes se encarguen de interceptar y repatriar a los desplazados que intenten cruzar por sus costas.
Eso, a petición de Italia, que es el punto caliente del Mediterráneo central. Más de 10.000 africanos han arribado a sus playas en lo que va de año, sin contar los más de 10.000 rescatados sólo esta semana pasada.
España también está notando el repunte de la inmigración, tras años de mínimos. Más de 1.100 subsaharianos han llegado hasta aquí en estos primeros meses. Y las autoridades españolas, y las europeas, temen que las cifras se disparen con el buen tiempo en el Mediterráneo, como alerta Frontex.