Cuando aún ni has abandonado Madrid, allá por el kilómetro 16 de la Nacional 2, un simple giro por un camino de tierra y ya hemos llegado: un vertedero ilegal de escombros, tan cerca de la carretera como del río Jarama. Cubos de pintura vacíos, antiguos carteles de menú de bar que nos anuncian uno especial para San Valentín. Restos de coches, carrocerías, neumáticos, y muchos muebles viejos.

También encontramos entre otros cientos de enseres un capazo en un montón bajo un puente; mejor le llamaremos Moisés, porque podría haber sido rescatado de las aguas del río Jarama, que es el escenario trasero de toda esta inmundicia. Un botín de basura que ocupa 200 metros entre la salida de la carretera y una gravera a la que también tienen echado el ojo los ecologistas.

Los conductores de camiones que entran y salen de la gravera de Peñalver son las únicas personas que nos encontramos por allí. Nos cuentan que los escombros los traen particulares cuando ya ha caído la tarde, incluso de noche. Entran, los dejan en estos suelos que forman parte de la Red Natura 2000 y se van.

Pero unos metros río abajo, desde el otro margen del río, llegamos hasta otro escenario igual de aterrador. Entre el puente de la A2 y la presa de San Fernando se acumula hasta una docena de colectores y alcantarillas, según denuncia la Asociación Ecologista del Jarama El Soto. Y por todos esos puntos, en épocas de fuertes lluvias, se desbocan grandes cantidades de toallitas y aguas fecales que no pueden ser tratadas por las depuradoras y van a parar al río.

No hay más que poner un pie en la zona. Lo que parece arena de playa, porque hace años esta zona era una playa donde pasaban el fin de semana los madrileños, son toallitas higiénicas. E igualmente cuelgan de todos los árboles y arbustos que hay junto a las lindes del río, como si de decoración navideña se tratara. Nos acercamos con Simón Cortés, de la Asociación para la Recuperación de Bosques Autóctonos, y podemos ver la edad de esa basura. Porque hay toallitas muy degradadas, cuelgan como una madeja de hilos de las ramas, y otras en las que aún se ven manchas como de maquillaje. Este problema lleva tanto aquí como las toallitas en nuestras rutinas de higiene. Y entre ellas siguen campando a sus anchas los patos y resto de fauna que convive con la basura.

El problema, nos cuentan, lo llevan denunciando desde 2020. Lo han puesto en conocimiento del Ayuntamiento de San Fernando de Henares y de Coslada, responsables del alcantarillado. También de la Comunidad de Madrid. Y de la Confederación Hidrográfica del Tajo y del Gobierno Central. Pero nos dicen que nadie hace nada.

Consultamos nosotros al Ayuntamiento de San Fernando de Henares, y nos responde que en septiembre aprobaron en un pleno del Ayuntamiento la firma de un convenio con el Ente Público Canal de Isabel II, por el que será este organismo de la Comunidad el encargado de la limpieza y tratamiento de residuos en el entorno del río Jarama.

La Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid nos concreta que los trabajos los empezarán este próximo mes de abril. Trabajos de recuperación ambiental en el cauce medio y bajo a su paso por San Fernando y Coslada en los que se limpiarán y plantarán 20.000 árboles y arbustos en la ribera del río. Solo falta que se cumpla, y conviva con la conciencia ciudadana.