Conocida por ser la estampa tradicional de la Provenza, el violeta de estos campos de lavanda no reluce en la campiña francesa sino en tierras castellanas. "Quizás hace 50 años, un hombre mayor se trajo de Francia escondidas en una maleta unas plantas, y de esas plantas se han ido haciendo estas plantaciones tan inmensas", explica Ángel Corral, agricultor de 'Hermanos Corral'.
Son el trabajo diario de Ángel y su familia, quien recuerda con nostalgia cómo nacieron las primeras matas en este pueblo de Guadalajara. Ahora son ya 900 hectáreas de cultivo que engloban el 10% de la producción mundial de la que compra hasta Francia. "Parece una incongruencia pero es lo cierto, porque el aceite esencial que producimos y estilamos en la Alcarria es mejor que en la Provenza", añade Corral.
En verano empieza la recolección y con segadoras se cortan los tallos, se trituran y se almacenan en un depósito hasta que finalmente se llega a la destilería. Pero lo que ha vuelto famosos a estos campos, con permiso de su color, es el aluvión de turistas que llegan hasta aquí.
Muchos de los turistas son asiáticos porque "en China hay una serie donde los protagonistas se casan en unos campos de lavanda y hay muchísimos chinos que vienen a hacerse las fotos en los campos de lavanda", dice Luis Viejo, alcalde de Brihuega. Todos buscan el ángulo perfecto para la foto de postal, y Brihuega se ha volcado para ofrecérsela.