Apenas les separan unos centímetros pero Kala y Gema son inseparables. Juntos entrenan para evitar que un nuevo ataque sea fatal. Su agresor saldrá en unos días de la cárcel y para ella Kala es la diferencia entre la vida y la muerte.
"Y hasta que llegan las fuerzas de seguridad es un tiempo que es eterno", comenta Gema Abad, víctima de violencia machista. Por eso, confía en el instinto de protección y justicia de su perro.
"A mí me toca estar siempre alerta, cuando llegue le tiraremos al suelo y esperaremos así a la policía y volveremos a empezar", añade Gema. Es el objetivo del 'proyecto Pepo', una iniciativa privada de una empresa que adiestra a perros de seguridad preparados para proteger, de tal manera que tan solo disuaden al agresor cuando la mujer lo indica.
"En cuanto ellas se sienten amedrentadas, agarrando este arnés hacemos que aflore el instinto de protección y no va a dejar que nadie se acerque. Para el perro la retirada del agresor es una victoria", asegura Ángel Mariscal, Security Dogs.
Una veintena de supervivientes de la violencia machista cuentan con esta protección. América es una de ellas, y pide que Bero sea reconocido como perro de asistencia para poder contar con su ayuda en todo momento. "No les puedes meter en todos los sitios y te ves desprotegida en situaciones que son importantes", comenta América Bayón, víctima de violencia machista.