El magistrado Ismael Moreno ha acabado así la investigación a esta red de traficantes desarticulada en 2011 en una operación en la que se encontraron 24 millones de euros en un chalé de la urbanización Conde Orgaz de Madrid, aunque el juez cree que otros 10 millones siguen escondidos en un zulo sin localizar. En el auto de procesamiento, de 619 páginas, el juez calcula que solo en 2009 la organización obtuvo 20 millones de euros de la venta de la droga y en 2010 otros 52 millones.
La banda tenía además un gran laboratorio en Villanueva de Perales (Madrid), en el que trabajaban cuatro profesores universitarios de Bioquímica que viajaron de Colombia a Madrid para encargarse de "cocinarla". También contaba con la colaboración de un tripulante de vuelo que se encargaba de transportar físicamente desde España hasta Estados Unidos grandes remesas de dinero aprovechando que se le permitía pasar con mayor facilidad los controles se seguridad. Los cabecillas de la banda son Álvaro y Artemio López Tardón, conocidos como "los Miami", aunque el primero de ellos está en Estados Unidos cumpliendo 150 años de cárcel por blanqueo. España pidió el pasado febrero su entrega para ser juzgado por esta causa.
El juez Moreno considera que los hechos investigados son constitutivos de delitos contra la salud pública, blanqueo, delito fiscal, falsedad documental, tenencia ilícita de armas y falsificación de moneda, entre otros. Expone que esta "complejísima y estructurada organización delictiva, de carácter y despliegue internacional" tenía cuatro ramas o sectores dentro de esta, cada con un rol específico. La primera, señala, tenía como líderes a los hermanos López Tardón, quienes contaban en España, Estados Unidos y Colombia con una compleja infraestructura para traer droga de Sudamérica y que se materializó en el envío, entre 2007 y 2010, de "ingentes" cantidades de cocaína, que cifra en al menos 7,5 toneladas. Dicha infraestructura también les permitió ejecutar complejas operaciones de blanqueo en Estados Unidos, para las que se sirvieron de empresas pantalla y testaferros.
Usaron así empresas de compraventa de vehículos de alta gama que eran puestos a nombre de testaferros. Uno de estos "hombres de paja" llegó a poseer quince vehículos y otro de ellos un Lamborghini Gallardo, un Lamborghini Murciélago, un Audi R 8, un Ferrari F 430 y un Ford GT. Otro de los métodos para blanquear fue la supuesta adquisición del cuadro de Velázquez "El almuerzo" por 24 millones y su venta posterior por 880.000 euros, cuando se trataba de una copia carente de todo valor, dice el juez. Respecto al dinero que manejaban, Moreno recuerda que en un chalé de los hermanos, dotado de fuertes medidas de seguridad, se encontraron 23.974.853 euros en zulos, para lo que los agentes tuvieron que picar el suelo de algunas habitaciones. Solo en uno de los escondites guardaban 700 paquetes cerrados al vacío con billetes de 500 y otros 21 paquetes que tenían, cada uno, 500 billetes de 100 euros.
En el registro de la vivienda se hallaron también folios con tres conceptos; "A1 - 19.000.000. A2 - 10.000.000. A3 - 5.354.000", junto con la suma de estos tres conceptos: 34.354.000". El primer y el tercer concepto coinciden, según el juez, con las cifras de dinero halladas en el chalé, mientras que el segundo "refleja la cantidad de dinero que, todavía al día de hoy, se encuentra escondida en un tercero zulo poseído por la organización criminal en algún lugar ignorado". Los hermanos López Tardón contaban con la ayuda de su hermana, de sus padres y de otros familiares y colaboradores que también ejercían las labores de testaferros para el lavado del dinero. El magistrado subraya la actuación de varios hindúes, uno de los cuales recibió supuestamente para blanquear la "astronómica" cantidad de 38,3 millones de euros.
La segunda rama estaba liderada por el matrimonio formado entre Ana María Cameno y David Vela, quienes, junto a otros integrantes, se encargaban de recibir la cocaína en España y distribuirla a, entre otros, los miembros de las ramas tercera y cuarta. La organización contaba con un gigantesco laboratorio en una finca rústica de Villanueva de Perales para la manipulación y adulteración de la cocaína, en el que trabajaban "cocinando" cuatro profesores de la Universidad Javeriana de Bogotá. "Estos cuatro individuos -dice el juez- se desplazaron "ex profeso" desde su país natal para instalar el laboratorio y para tratar la droga. Uno de los miembros de esta rama se valía de un primo suyo policía municipal para obtener información de las placas de matrícula de coches de la Policía, hechos por los que se ha seguido otro procedimiento en un juzgado de Madrid contra dicho agente.
El tercero de los sectores estaba liderado por los hermanos Raúl y Víctor Juárez Smith, cuya función principal era la distribución y venta de gran parte de la cocaína que llegaba a España, mientras que el cuarto estaba comandado por el ciudadano hispano colombiano Laurentino Sánchez Serrano. Estas dos ramas se dedicaban también a la recepción, distribución y, además, al blanqueo de los fondos a través de un ficticio entramado empresarial. En su auto, Moreno requiere a los procesados para que depositen fianzas solidarias que, en el caso de los López Tardón, ascienden a casi 250 millones de euros por el delito de tráfico de drogas. Por el de blanqueo le impone además a Artemio una fianza de 104 millones, pero no a su hermano Álvaro por estar cumpliendo condena en Estados Unidos por este delito.
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